Byron Alfonso Rosero Pineda nació en este pueblo Sarance, tierra de hombres emprendedores y talentos artísticos de Otavalo, el 31 de octubre de 1958. Por eso, su amigo Marcelo Artieda alias “El Matador”, le decía: “En tu día, hasta desfile cívico se hace”.
Don José Antonio Rosero (+) y doña Juanita Pineda son sus padres. Cursó sus estudios en la Escuela José Martí y la secundaria, en el Colegio Jacinto Collahuazo. Cuando estuvo en cuarto año, tuvo que emigrar al extranjero en busca de mejores oportunidades de vida.
La fuerza de lucha incansable de Byron por subsistir y mejorar sus condiciones de vida nace de las raíces de sus ancestros y, sobre todo, de la frase célebre de su abuelito Luis Rosero, muy conocida en Otavalo: “La bala no mata sino el destino de taita Dios”.
Su comienzo artístico se dio en Europa con la música folklórica, al recorrer países como España, Italia, Suiza, Bélgica, Holanda, Alemania y Austria, entre otros países. Llegó el momento en que tuvo que actuar como solista, entonces buscó un nombre artístico y adoptó el seudónimo de su padre, a quien toda la sociedad otavaleña conocía como “El Doctor Rosero”. Así, surgió “El Doctor de la Rockola”, como homenaje a su padre. El nombre que había adoptado era la mejor forma de honrarlo y tenerlo presente en su mente y en su corazón, como amuleto de amor en cada una de sus presentaciones.
Pronto su nombre artístico se dio a conocer y todos los amigos le saludaban y le decían “doctor” por aquí y “doctor” por allá. Un día, un andaluz dueño de un bar de Barcelona le preguntó: “Byron, ¿doctor en que especialidad eres?”. Y la picardía criolla y otavaleña que nos da vida y alegría, inmediatamente se hizo presente: “Soy odontólogo”, dijo con la seriedad del caso, mientras los paisanos que le acolitaban en ese momento, miraban sus dientes chuecos. “Tengo un consultorio en Sabadell y trabajo con un colega argentino”, añadió. Luego, le entregó la dirección, ofreciéndole que le haría su colega un buen descuento, ya que en Europa los tratamientos odontológicos eran caros. Con ello, se ganó el aprecio del andaluz, quien le dijo: “Si me haces una rebaja en mi atención odontológica, yo no debo cobrarte ni a ti ni a tus amigos el consumo”.
En una ocasión, Byron llegó a Otavalo junto al trío “Los Quichuas”, con el “Perro Oña”, Humberto Maigua y el “Chino Arellano” para una presentación de fin de año en Chaltura. Les asignaron un lugar en la casa de un juez de Imbabura para que hicieran allí sus ensayos.
Cuando estaban en pleno ensayo, frente al propietario de la casa, el “Perro Oña” le dijo a Byron: “Doctor, pásame la sexta cuerda para templar e ir afinando”. El Juez, sorprendido, se dirigió a Byron y le dijo: “Oye, no sabía que eras doctor”. Él le contestó, con la picardía de siempre: “En efecto, soy doctor en leyes, en Barcelona y estoy recién llegado”.
El Juez, ante estas palabras, antes de que empezara el espectáculo, le invitó a sentarse en primera fila junto a las autoridades de Chaltura, como un invitado especial de ese evento social, cívico y político, a la que debía asistir también el otavaleño y diputado, ingeniero Mario Carrillo. El juez procedió a presentar al “Dr. Rosero” a las autoridades de Chaltura y también al diputado Carrillo que ya se encontraba presente en ese momento y que estrechó la mano de Byron con mucha amabilidad.
Durante la presentación, los artistas dedicaban los temas musicales, tanto al “Dr. Rosero”, como al ingeniero Carrillo. Eran constantes vivas a los dos invitados: “Viva el Dr. Rosero, viva el diputado Carrillo.”
“El doctor de la Rockola” ha sido reconocido no solo en Otavalo y en Imbabura, sino en el Ecuador y en el extranjero. Grabó un disco, como solista, en el 2003 y ha compartido escenario con grandes artistas de la música ecuatoriana en el exterior. Gracias a su talento, sigue llevando la música de nuestro país a España y a toda Europa.
Publicación autorizada por Byron Alfonso Rosero Pineda
Tomado del libro: "Anécdotas, sobrenombres y biografías de nuestra tierra Otavalo", 2022
Autores: Dorys Rueda, Patricio Vásquez y Luis Hernández.