Les contaré una anécdota de campaña electoral en Otavalo, hace algunos años.
Siempre he sido un hombre de izquierda, fui fundador del partido Frente Amplio de Izquierda (FADI) en Otavalo y en campaña electoral, salía en la noche con todos los de San Blas que eran bronquistas a más no poder: pegábamos papeles y pintábamos en las paredes. Para el frío, llevábamos una botellita de puro de Íntag.
En plena campaña, solíamos encontrarnos con los social cristianos. Quien comandaba las huestes de ese partido era Marcelo Esparza Cisneros. “Hola, Luchito, ¿cómo está?”, me decía Marcelo y yo le respondía: “Bien, Marcelo, ¿a qué horas nos vemos?” Él me contestaba: “En dos horas terminamos”. Yo agregaba: “Entonces, nos vemos aquí, en la Plaza de los Ponchos, en dos horas. Sobrarán algo”.
En dos horas nos encontrábamos a beber las dos cuadrillas. Aunque ellos tomaban un poco más fino, nos sentábamos juntos, bien contentos. Así hacíamos campaña, sin peleas y cuando estábamos un poco entonaditos, cogíamos todo el material y nos íbamos a tomar caldo de calavera.
Eso sí, lo que pedía algún integrante de cualquiera de los dos grupos, se respetaba. Por lo general, era no pegar las propagandas encima de las que uno de los grupos había colocado en las paredes y postes. Algo que sucedía con mucha frecuencia con otros partidos, al punto que nos pasábamos pegando las propagandas tres o cuatro veces sobre el mismo lugar, en la misma noche, sobre todo, en la esquina del Parque Bolívar.