Al cumplir 13 años, con la juventud emanando por todo lado, caminaba por las calles de mi ciudad, escuchando los amables piropos de mis vecinos: “Mi reinita”, ¿le acompaño? Otros, más audaces, decían: “Mi reinita….con usted sí me caso”. Realmente a esa edad, aparentaba tener por lo menos 16 años y el famoso “mi reinita” se volvió una realidad un año después.
Un septiembre del año 1975, mi padre se había comprometido con la flamante Cooperativa de transportes “Los Lagos”, para que yo fuera en el carro alegórico, en el desfile del Pregón de las Fiestas del Yamor. Ese año se había cambiado el tradicional horario vespertino del desfile, por un horario matutino, ya que en la tarde se había programado un desfile de candidatas en traje de baño en la piscina Yanayacu, pues al siguiente día sería la elección de la Reina del Yamor, en el Colegio República del Ecuador.
Al momento de finalizar el Pregón, mi padre me informó que debía apresurarme, ya que mi desfile en traje de baño sería en dos horas. Asustada y confundida me acabé de enterar que yo era una de las candidatas al reinado del Yamor 1975.
Con apenas 24 horas de anticipación al evento galante, veía correr a mi madre, tías, hermanas y primas, comprando ropa y accesorios para cumplir con el compromiso. A la noche, mis inteligentes tías me entrenaban en el difícil arte de la oratoria. Mientras que mis primas y hermanas, en el glamour de la pasarela. Mi vecina Noraima -la peluquera-, practicaba los peinados en mi cabeza y yo misma, lo hacía con el maquillaje. ¡Todo estaba listo! Al siguiente día, luego de cumplir con el reto de la competencia, fui electa Reina del Yamor 1975, con apenas 14 años de edad! El famoso “mi reinita” del Barrio Central, se convirtió en una realidad, de la cual siempre estaré orgullosa y agradecida con mi amado Otavalo.