Por: Manuel Espinosa Apolo
Se la describe como el espectro de una mujer de raza negra que vaga por las noches llevando en las manos unas vísceras e intestinos humanos, al tiempo que una voz de ultratumba la sigue y la interpela incesantemente:
“Mariaaaa Angula, Mariaaaa Angula,
Trae mis tripoas y mi pusummm
Que te robaste de mi santa sepultura”.
La leyenda cuenta que María Angula fue una esposa negligente con los quehaceres de la casa. Una noche su marido, que se emborrachaba frecuentemente, llegó pasado de copas y le exigió de forma tajante que le preparase una lonja de carne para merendar.
Temerosa María Angula de las amenazas de su cónyuge y puesto que era medianoche, decidió conseguir la carne en un cementerio. De esta forma profanó un sepulcro aún fresco, de cuyo cadáver obtuvo la carne, la que preparó y dio de comer a su esposo.
Más tarde, en el silencio de la madrugada, María Angula y su esposo escucharon que alguien arrastraba cadenas y con una voz tenebrosa les inquiría que devuelvan lo robado. En ese mismo instante María Angula murió de la impresión y su alma fue condenada a vagar como un espectro.
Criaturas y lugares míticos del Ecuador, Grupo Editorial Norma, 2007.
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