Por: Paulo De Carvalho-Neto
Recogido en Quito
Provincia de Pichincha
No es una cucarachita cualquiera; es la Cucarachita Mandinga.
 
LA CUCARACHITA MANDINGA
 

Una ocasión estaba la Cucarachita Mandinga barriendo y se encontró un medio, y muy contenta dijo:

-Con esto me compraré un pan, pero mejor no, se me acaba pronto; me compraré un vestido, ay pero no me alcanza el dinero, mejor me voy a comprar una cinta para hacerme un peinado bonito y buscarme un novio con quien casarme.

Llegó el domingo, se vistió lo mejor que pudo y se hizo un peinado muy lindo con la cinta que compró, y se fue a misa. Al regresar a la casa, en el camino se encontró con el toro, el cual le dijo:

-Cucarachita Mandinga, ¿a dónde caminas tan elegante?

Y ella le contestó:

-Buscando con quien casarme

-¡Cásate conmigo!

-¿Cómo lloráis?

Y el toro le contestó:

-Muuu, muuu, muuu…

-¡Ay no, me he de espantar!

Y siguió caminando hasta que se encontró con el caballo y le preguntó:

-Cucarachita Mandinga, ¿para dónde caminas?

-Buscando con quien casarme, -le contestó.

-¡Cásate conmigo!

--¿Cómo lloráis?

-Iiiiiii, iiiiii,iiiiii…

-¡Ay no, me he de espantar!

Y siguió andando por el camino y se encontró con el burro, el perro, el gato, el gallo; todos le propusieron matrimonio, pero ella no aceptó porque se asustó con sus lloros, a pesar de que todos trataron de llorar lo mejor que podían.

Cuando ya iba a llegar a su casa, la Cucarachita Mandinga, triste de no haber encontrado novio, tropezó con un ratón, quien le preguntó:

-¿Para dónde caminas?

-Buscando con quien casarme.

-¡Cásate conmigo! –le dijo el ratón.

Y ella le preguntó:

-¿Cómo lloráis?

-Yyy, yyy, yyy… -lloró el ratón.

Y al oírle cómo lloraba, la Cucarachita brincó de alegría, diciendo muy contenta:

-¡Contigo sí me caso!

Se hizo el matrimonio, y los dos vivían muy felices, hasta que un día la Cucarachita, que estaba cocinando colada, le dijo al ratoncito que cuidara la olla mientras ella salía a la calle, después de advertirle cien veces que no se acercara mucho a la olla. El ratoncito por probar la comida metió el hocico en la olla y se cayó de cabeza.

Cuando la Cucarachita llegó de la calle, llamó, y lo buscó por toda la casa al ratoncito; lloró todo el día porque no asomaba, hasta que al fin desconsolada, se sentó a comer la colada y grande fue su sorpresa al ver que su esposo estaba en la olla de comida. La pobre Cucarachita Mandinga, llorando, llorando se comió al ratoncito y colorín colorado que el cuento se ha acabado.

Cuentos Folklóricos del Ecuador

Portada: http://todosobrecucarachas.blogspot.com/2015/03/curiosidades-sobre-las-cucarachas.html

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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