Hace muchísimos años, en el puente El tejar solía aparecer una cara fosforescente que aterrorizaba a los otavaleños. Surgía de la nada, a partir de las 6 de la tarde.
Cierto día, un hombre muy valiente cruzaba el puente, a las sesis de la tarde. Al terminar de atravesar, observó una cara que despedía llamas y se le acercaba, lentamente. Sin pensar dos veces, se agachó, tomó una piedra del suelo y le lanzó al rostro misterioso, con tal puntería que le golpeó en el centro.
Instantáneamente, la cara se hizo añicos y apareció una mecha. El hombre entonces comprobó que era nada menos que una olla grande, compuesta de un pabilo encendido. Debajo del recipiente, estaba un conducto que era puesto en acción por una serie de hilos, manejados por alguien. Posiblemente, por algún ciudadano que vivía de los atracos, cuando las víctimas, presas de miedo, se desmayaban.
Portada: https://museoamparo.com/colecciones/pieza/2209/olla-con-efigie-de-un-rostro-viejo
INFORMANTE
Ángel Rueda Encalada
Otavalo 1923-2015
Fue un autodidacta que impulsó la modernización de la ciudad de Otavalo y logró cambios enormes para su ciudad, como la automatización de los teléfonos, la construcción del Banco de Fomento, la llegada del Banco del Pichincha, la edificación del Mercado 24 de Mayo, la construcción de la Cámara de Comercio, la reparación del templo El Jordán y la reconstrucción del Hospital San Luis.
Por décadas, fue benefactor de las escuelas Gabriela Mistral y José Martí. Fue fundador de varias instituciones de la ciudad, de donde desplegó su actividad a favor de la comunidad. Fue presidente de la Sociedad de Trabajadores México y del Club de Tiro, Caza y Pesca. Formó la Cámara de Comercio, trabajó para ella y fue su Presidente Vitalicio.