Tenemos una antigua carretera que va de Bolívar hacia Ibarra, y un sector se llama “Duendes”. Le pusieron ese nombre porque justamente, en el sector de la chorrera, había muchos accidentes. Y qué pasa, que ahí ha existido el diablo y esos malos espíritus que son los duendes. La gente, de verse desesperada de que nuestras busetas al llegar a la vuelta de la “Curva de Duendes”, se iban a los abismos, tonces, de ver eso, la gente la trajo a la santísima Virgen de Fátima, que es la patrona de los choferes. Esta carretera fue hecha a mano, con todos los moradores del sector de San Joaquín; la Esperanza y Bolívar. De que, ni la carretera se la podía acabar, la gente la llevó a la Santísima Virgen, abajo, a “Duendes”, y le hizo un nicho. De ahí, ya no hubo más accidentes, porque decían que el diablo pedía a todos los que pasen por ahí, no, y se los llevaba. En la Curva de Duendes, dicen los antiguos, que salían los duendes pequeñitos en diferentes figuras diabólicas, que los estacionaban a los carros para mandarlos hacia el abismo. Por eso tenemos una gran chorrera bajo esa Curva de Duendes, en donde están marcadas las caras, en la piedra, en los filos de la Chorrera de Duendes. Es por esto que aquí, en Bolívar, lo tradicional y diríamos que se hacen duendes en cerámica, en base de material reciclable, y se los elabora a los duendes, los duendes se los hace de acuerdo a las historias de los antiguos abuelos.