Un día como a eso de las seis de la tarde, estaba atravesando un “paso” cuando vi que un animal muy raro, pero con un extraño parecido a perro y perra uncidos. Tenía cara de hombre y de mujer, y me empezó a atacar, envolviéndose entre mis piernas, con el fin de hacerme caer a la quebrada.
Pero como yo siempre llevo acial porque soy arriero, lo descargué muchas veces con todas mis iras sobre el extraño ser. Le había golpeado tantas veces como mis fuerzas me permitían, hasta cansarme.
Al verse vencidos los cagones decían:
¡Ayayay, por vos comadre, ayayay!
¡Ayayay, por vos compadre, ayayay!
Ya derrotados estos seres se desunieron como por encanto y tomaron caminos diferentes, uno se iba para arriba y el otro para abajo.
Esa noche, no pude dormir bonito, me acordaba de lo sucedido esa tarde y pensaba, que si no me defendía como lo hice, ¿qué sería de mí a esas horas?, ¿dónde me encontraría?, ¿estaría vivo o muerto?, en fin; rendido, me había dormido y con el canto del gallo de las cinco de la mañana, me desperté, como se dice, me había vuelto el alma al cuerpo.
Entrada la mañana, que bajé de La Comunidad al pueblo, cuando sin querer, me entero que personas conocidas, que eran compadres, además eran amantes y que estaban enfermos de gravedad en cama y ni ellos mismos sabían el por qué de ese mal, esto solo lo sabía yo, que me había salvado de ser llevado por estos seres malignos.
Los cagones -llamados en la sierra central gagones- son seres misteriosos que aparecen cuando un compadre y una comadre son amantes y salen a buscar una persona para que su alma sea entregada al diablo y ellos salvarse.
Memorias de Mira, Leyendas, Fiestas, Canciones, Juegos, Refranes, Adivinanzas, Decires (2008)