Por: Wilson Tapia Tamayo
Una tarde lluviosa de abril, viajaba una camioneta desde El Ángel rumbo a Tulcán, en cuyo cajón o balde transportaba un ataúd vacío.
A la altura de la parroquia de García Moreno, un muchacho al margen del camino solicitaba con insistencia se detenga para que le lleve, efectivamente, el vehículo se detuvo a saber cuál era su problema, por favor dijo el chico, lléveme a San Gabriel, debo estar allí cuanto antes, con mucho gusto replicó el conductor, siempre y cuando te acomodes atrás, porque en la cabina no tengo espacio. No ay problema señor, con tal que me lleve me voy al cajón añadió el pequeño; sube entonces, concluyó el buen hombre.
Al legar a la ciudad de Bolívar se desató una tormenta, entonces el pasajero con el afán de evitar el mal tiempo, abrió la caja mortuoria donde se acomodó dejando por supuesto una pequeña abertura para no asfixiarse.
Varios kilómetros más adelante por el sector de la Paz, tres jóvenes raidistas o como decimos comúnmente andarines, de origen canadiense, pedían con gestos ser llevados al norte. El buen chofer detuvo su carro y les indicó se acomodaran en el balde.
Había rodado la camioneta unos tres kilómetros cuando el muchacho que estaba dentro del ataúd quería verificar si había cesado la lluvia porque adentro hervía en calor, abrió la tapa de la caja mortuoria y sacó la mano. Tal sería el susto y la sorpresa que se llevaron los gringuitos que se vieron obligados a lanzarse del vehículo; al ver esto el incauto pasajero, golpeó, insistentemente el vidrio posterior de la cabina, viendo gestos del asustado jovencito, el chofer detuvo el automotor para conocer lo que había sucedido: una vez enterado, dio vuelta de inmediato al lugar de los hechos a recoger a los moribundos turistas para conducirlos hasta el centro de salud más cercano y sean asistidos cuanto antes; así fue, llegaron a San Gabriel al Hospital, al ser interrogados los ocupantes de la cabina sobre lo acontecido, no podían pronunciar palabra del susto y de la risa.
Leyendas, Tradiciones, Relatos, Anécdotas, Variedades del Ecuador, Ministerio de Educación y Cultura, 2004.
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