Había una mujer soltera que tenía un hijo ocioso que no le gustaba trabajar y como no tenía qué comer nada, empezó a robar huevos, gallinas, chanchos y borregos de los vecinos, todo lo que robaba le indicaba a su mamá, diciendo "yo encuentro en el camino". La mamá le decía: "Así traerá nomás hijito para comer y vender, así podremos vivir tranquilos". Cuando el niño se hizo joven empezó a robar ganados y caballos.
Una noche de luna entró a un corral para robar las mulas, los perros ladraban, los dueños sintieron y se levantaron y alcanzaron a ver al ladrón. Justo estaba sacando las mulas del corral. Le cogieron y le llevaron amarrados las manos a un lugar llamado Hoguera, en donde se reunieron todas las gentes. En ese momento, llegó la mamá llorando, el hijo vio a su mamá y le dijo: "Tú eres la culpable nunca me decías que era malo robar, hoy no quiero que esté a mi lado, anda a la casa, ya no hay remedio".
Leyendas y tradiciones de Guaranda, Historia y Cultura I. Concejo Municipal de Guaranda, 1998