LEYENDA DE LA PROVINCIA DE IMBABURA

 

 

 

 

 

Fuente oral: Gonzalo Rubio Orbe 
Recopilación y adaptación: Dorys Rueda
Otavalo, 1983 

 

Había una vez, en un lugar mágico llamado “Valle del Amanecer,” un hombre que vivía en el pueblo de San José de Quichinche, cerca de Otavalo. A este hombre le gustaba ir a la cantina a tomar bebidas. Un día, se quedó tanto tiempo allí que, cuando se dio cuenta, ya era de noche. Sabía que su esposa y sus hijos lo estaban esperando en casa, pero había gastado todo su dinero y no podía pagar un transporte.

Sin más opción, empezó a caminar hacia su casa, cansado y preocupado. Mientras caminaba por el oscuro camino, vio algo extraño: una pequeña lagartija que se le subía por el pantalón. Como le gustaban los animales, la agarró con cuidado. Pero ¡oh sorpresa! La lagartija comenzó a crecer y crecer hasta volverse gigante. ¡Se hizo tan grande que el hombre cayó al suelo con la lagartija encima!

El hombre no podía moverse. La lagartija lo apretaba fuerte con sus garras y él tenía mucho miedo. Desesperado, recordó a la Virgen de Monserrat. Con el corazón lleno de miedo, le pidió ayuda, prometiendo que, si lo salvaba, nunca más volvería a beber.

Entonces, ocurrió algo increíble. La lagartija empezó a encogerse hasta volver a ser pequeña. En un instante, se deslizó rápidamente por el suelo y desapareció en la oscuridad.

El hombre, aún temblando, pero muy agradecido, se levantó y siguió caminando hacia su casa. Cumplió su promesa y nunca más volvió a tomar.

Desde entonces, la gente de Otavalo cuenta esta historia para enseñarnos que, con ganas y esfuerzo, siempre podemos cambiar y tomar mejores decisiones.

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
  • mailelmundodelareflexion@gmail.com
  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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