DON NICO Y EL DIABLO
Leyenda de Manabí
Informante: Amparo Moreira, Portoviejo, 1982
Antología: Abdón Ubidia

 


Este caso se le escuché a mi mamá. El pueblo se llama el Calvo. Empieza así. En un pueblo habitaba una familia muy humilde muy pobre, el jefe de familia se llamaba don Nico, la esposa Gertrudis. Tenían tres hijos pero eran sumamente pobres. Así que él ya estaba cansado de trabajar. Un día salió al campo a traer leña para el hogar y al colocarle el hacha en el tronco éste no cedía y entonces dijo una blasfemia. Dijo: “por los mil diablos”. Acto seguido apareció un señor muy bien vestido y al hablar despedía cierto resplandor en la boca. Entonces este señor dijo: “Quien me ha llamado” y don Nico con un poco de temor contestó que ya estaba cansado de trabajar; lo había hecho toda su vida sin conseguir nada. Entonces el señor dijo;: -Haremos un trato en el cual tú adivinará la edad que tengo. Nunca nadie lo ha hecho. Si tú lo haces yo te haré inmensamente rico. Desde ahora que vas a tu casa encontrarás que tu suerte cambiará por completo.

Don Nico aceptó el trato. Pero el señor le dijo que se lo contara a nadie ni siquiera a la esposa. Quedaron de acuerdo en la fecha en que nuevamente se verían para decirle la edad que tenía el diablo.

Llegó a la casa. Y empezó –como le había dicho- la suerte a cambiar. Todo. En la tierra que no producía empezaron las semillas a germinar. Completamente todo empezó a cambiar. Al cabo de pocos días la gente se sorprendió de ver lo mucho que Don Nico había progresado pero él permanecía en silencio pensando y pensando lo que le diría al diablo porque si no le adivinaba la edad exacta el diablo se lo llevaría el alma y todo lo que había logrado. Entonces la mujer lo veía pensativo, triste. Le decía que qué le sucedía, y él, nada.

Ya faltaba una noche para la entrevista con el diablo y don Nico por fin se lo dijo a su mujer. Ella le dijo que no se preocupara que se fuera al campo a cazar y le trajera toda clase de aves que encontrase. Don Nico hizo esto: trajo diferentes clases de aves.

Y llegó la noche. Eran las doce. Y la esposa empezó a preparar una mezcla con brea. Ella se desnudó y se colocó esa brea ya fría en el cuerpo. Empezó a colocarse en el cuerpo desnudo las plumas de las diferentes aves. Cuando terminó esto parecía un animal raro. Así le dijo que no saliera que ella iba a verse con el diablo. Y así sucedió. Fue a verlo. Se puso en una posición de animal y esperó al señor ese. Cuando apareció él en su caballo, éste –el caballo- se espantó y el diablo dijo: -por los siete mil infiernos-. En treinta y tres años de mi vida nunca había encontrado un animal tan raro. Y acto seguido se dio vuelta. Entonces la mujer corrió a la casa y le dijo a su marido que el diablo tenía treinta y tres años.

Al otro día Don Nico fue a la cita y le dijo al diablo que la víspera había estado esperando y él no apreció. El diablo le contestó que sí, que había tenido un contratiempo en el camino y le pidió que le disculpara.

Entonces Don Nico le dijo que tenía treinta y tres años.

Entonces el diablo lo felicitó porque nunca nadie le había adivinado la edad exacta. Así que se despidió y con el tiempo Don Nico –ahorita- es un señor de mediana estatura, de tez bien blanca. Ahorita ya es viejito. Pero es un señor muy próspero, al menos hasta hace cinco años cuando estuve la última vez allí lo vi muy próspero. A diferencia de este medio que está seco, por allá si llueve. Eso es todo.

 Cuento Popular Ecuatoriano, Colección Antareas, 1993.

 

Portada: https://pixabay.com/es/el-jefe-de-la-monstruo-demonio-2523108/

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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