Alumno del Tercer Curso del Colegio Alejandro Humboldt, 1990.
Compilador: Brenda Vanegas León.
En la propiedad de la señora Georgina Caicedo hay un árbol enorme de tamarindo, dicen que a la sombra de ese árbol se juraron amor eterno y se amaban noche a noche dos amantes. La mujer propia del amante había estado escuchando el rumor de la infidelidad de su esposo por tiempos y decidió seguirlo una noche para ver si le engañaba o no. Cuando se acercó al árbol vio que estaban decapitados su marido y la amante, en un charco de sangre estaban los dos cuerpos y corrió como loca por todo lado buscando al asesino; a los días de haber enterrado a los amantes, encontraron bajo el mismo árbol de tamarindo a la viuda decapitada junto a un machete ensangrentado. Desde esa noche la viuda del tamarindo se aparece en forma de humo a los que engañan a sus mujeres y a veces les envuelve en su humo y les hace desaparecer.
Cuentan también que ese árbol de tamarindo fue sembrado por el pirata Lewis que vivió por un tiempo en la isla San Cristóbal y que de vez en cuando desaparecía de la isla, porque sacaba parte del tesoro escondido de su piratería bajo ese árbol y que regresaba a la isla cuando se acababa el dinero obtenido por la venta de los tesoros y que una noche encontró a una viuda que sacaba parte de sus tesoros y la decapitó bajo el árbol de tamarindo y esta viuda, desde esa noche, en forma de humo cuida los tesoros del pirata Lewis.
Leyendas y Tradiciones de Galápagos,
en la cultura y literatura como expresión popular,