El ANTES Y EL DESPUÉS

DE LA CHANCLETA A LA DEMANDA

Parte 4: Los indígenas

 

 

    Ramiro Velasco D.

 

Los indígenas en Otavalo no eran nada ni nadie. Ellos vivían en el sector rural dedicados a sus siembras, sus cosechas, su producción, sus artesanías y su vida estaba alimentada por la pobreza extrema. Por lo menos el 90% de la población indígena caminaba “pie al suelo” y muy pocos tenían la posibilidad de usar alpargatas. Eran “las bestias de carga”, los peones, lo último en la escala social. Estaban destinadas a servir a los blancos y los mestizos, eran los más explotados entre los explotados y vivían solo para eso. Eran los barrenderos, los limpiadores de las hierbas que crecían entre las piedras de las calles de la ciudad y eran obligados a realizar la tarea sin ninguna remuneración, únicamente para recuperar el sombrero, los hombres y las fachalinas, las mujeres. Prendas que les habían incautado los policías municipales y cuya devolución era posible cuando terminaban la tarea señalada por el abusador que podría ser blanco o mestizo.

El juego preferido de los adolescentes no indígenas era quitarles el sombrero a cualquier indio que tenía la desgracia de pasar por delante de la jorga y dicho sombrero pasaba de mano en mano y constituía fuente de gran diversión y chacota, esto so pretexto de que eran indios. Cuando tenían la suerte de que se les concediera entrada a la casa de los no indígenas, los únicos sitios a los que podía llegar eran los patios, corredores, zaguanes y  terrenos, Jamás se les permitía el acceso a comedores, cocinas, dormitorios o salas.

Nuestras generaciones tuvimos el gusto y la suerte de ver el desarrollo de nuestro indigenado. En mi vida estudiantil, en los seis años de estudios en el colegio, apenas tuve una compañera indígena: la Matico Cáceres que con mucha suerte pudo llegar hasta tercer curso. Pero como profesor, comprobé, mientras ejercía la cátedra en la Universidad de Otavalo, la presencia de un 36% de indígenas en un solo paralelo, siendo en esos nuevos tiempos un hecho cotidiano en la educación primaria, media y superior. Hoy las universidades  prestigiosas o no gradúan anualmente una cantidad considerable de profesionales indígenas de todos los pueblos y nacionalidades del Ecuador. Esto constituye un verdadero como valioso cambio en la vida ciudadana del país.

Los que tenemos la suerte de considerarnos democráticos podemos estar contentos de haber vivido el proceso de progreso del sector indígena, que debió haber sucedido años o siglos antes. Un lucha que no fue conseguida gratuitamente, sino  fue fruto de una tenaz y valiosa resistencia que tuvo sus primeros y sólidos pasos en los levantamientos de los años 90, germen y semilla de nuevos tiempos y nuevas realidades.

En Otavalo, hemos vivido el proceso en forma más evidente que en otros sectores. Nuestros indígenas, a través de su condición de mindalaes, iniciaron la conquista del mundo entero con sus apetecidas artesanías y su música, pues en algún momento rodaban por el mundo más de 150 grupos de música que pasarían a constituirse en los embajadores artísticos del Ecuador. Hoy viven y trabajan en diferentes ciudades de todo el mundo y son considerados ciudadanos valiosos por ser grandes trabajadores y generadores de actividades económicas honradas y productivas.Nuestros indígenas han sido ejemplo de esfuerzo y valentía al buscar mejores días para sus familias y sus congéneres, desafiando los idiomas y la religiosidad; afrontando las distancias, el racismo y la xenofobia, primero en Ecuador y luego, en todo el mundo.  Hoy ya están los países del Asia como Corea, Japón, China y algunos ya llegaron al África, Australia y Nueva Zelanda. Conquistaron el mundo y eso hace 70 años era imposible siquiera pensar o imaginar.

Nuestra generación ha visto dos momentos históricos del desarrollo indígena. Hemos disfrutado de la suerte de ver el crecimiento de nuestros indígenas y su desarrollo económico, social y educativo. El país cuenta ahora con muchísimos profesionales indígenas de primera línea en en el campo del conocimiento. Y algo no imaginado en los viejos tiempos: algunos indígenas a nivel nacional han ganado procesos electorales oficiales. Han llegado a ser ministros de las diferentes carteras de gobierno, asambleístas, alcaldes y un largo etcétera. No estará lejos el día y, ojalá así sea, de que nuestra generación pueda ver a algún indígena en la presidencia de la república.  

 

 

Washington Ramiro Velasco Dávila

Licenciado en Ciencias de la Educación, especialidad “Físico Matemático” por la Universidad Central del Ecuador.

Profesor de la Universidad Católica Sede en Ibarra,  de la Universidad Técnica del Norte y  de la Universidad de Otavalo

Miembro de  C.E.C.I. (Centro de Ediciones Culturales de Imbabura,  Director Ejecutivo del Movimiento Cultural “La Hormiga”.

Publicaciones:  Los Avisos y otras Narraciones. (Cuentos), La Pisada (cuentos), · Otavaleñidades. (Ensayos) y El Chaquiñán (Novela)

 

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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