Los sobrenombres son seudónimos o alias que acompañan o reemplazan a los nombres verdaderos de ciertos personajes, en relación a una cualidad o característica que los distingue. A continuación les contaré de dónde viene el sobrenombre de  Fernando Enrique Tambaco, un personaje otavaleño muy conocido como "El Flaco Ladrón".

 

Fernando Enrique Tambaco
Recopilación: Patricio Vásquez
Otavalo, octubre, 2021
 

 

                                                           

“Flaco ladrón” es el sobrenombre del otavaleño Fernando Enrique Tambaco, quien no se ofende para nada del mote con el cual lo conocen.

Nació en Otavalo, el 17 de febrero de 1939 y estudió en la Escuela Católica Ulpiano Pérez Quiñónez.

Fernando es una persona muy querida por el pueblo y, por cierto, de ladrón no tiene ni un pelo. Al contrario, es una humilde persona y ciento por ciento honrada. Creció en la casa de la familia Acosta, desde que su madre, María Tambaco, empezó a trabajar para esta familia.

Cierto día, cuando tenía 13 años, don Humberto Acosta, le llevó a barrer la sala del teatro cine “Apolo”, que era de su propiedad. Como Fernando hizo tan bien el trabajo, le conquistó para que laborara permanentemente allí. Fernando muy contento aceptó la oferta, ya que le gustaba mucho el cine.

Su primer día fue grandioso. Más que trabajo, el cine era su hobby y disfrutaba estar en ese ambiente. Con el tiempo, llegó a ser operador de las máquinas de proyección. Siempre recuerda la bondad de la familia Acosta, que les acogió en su casa y les dio trabajo.

El teatro cine Apolo después de algunos años fue vendido al señor Augusto Albuja, oriundo de Machachi. Recuerda que en los años del nuevo propietario se daban las bromas y picardías de los jóvenes otavaleños en plena función cinematográfica. Recuerda, por ejemplo, la picardía de la agrupación “Remos” con los boletos de entrada al cine.  Los jóvenes tomaban el boleto y con este, hacían una bolita lo más chiquita que podían. Juntaban todas las bolitas y le entregaban en la mano al “Flaquito”, como le llamaban a Fernando que, receptaba, algunas veces, los boletos en la entrada del cine. Hasta que él abriera o desenvolviera cada bolita ya entraban uno o dos gratis. Entonces, el “Flaquito” exclamaba: “Hijooos no sean tan jodidos”.

Justamente, en esta administración de propiedad del señor Albuja, conoció al amor de su vida: María del Carmen Báez, que creció con la familia Samaniego y era considerada como hija y hermana. La casa de los Samaniego estaba en la calle Roca y García Moreno, al frente del teatro cine, donde trabajaba Fernando.

Ya de novios, muy enamorado, Fernando solía darse sus saltitos para ir a la casa donde vivía Carmen, en plena función de cine, descuidando la proyección. Una noche de tantas, cuando regresaba de la casa de Carmen, escuchó un gran bullicio que venía del público. La gente estaba enardecida, pifiaba e insultaba, lo que hizo que llegara a las máquinas de un brinco. Ahí se dio cuenta de que se había cortado la película.

Por enamoradizo, esto le ocurría muchas veces en el teatro cine, hasta que una noche de igual escapada, cuando regresó a cambiar el carrete de la cinta de película, en medio de los conocidos silbidos, insultos y griterío, escuchó la voz de un joven ocurrido que le gritaba: “Flaco ladrón”.

Pero el “Flaquito” también tenía su carácter, no solo escuchaba los insultos, sino que los respondía con su verbo florido, a través por los huequitos de donde salía la luz de la proyección. En una ocasión, no se aguantó, tomó el micrófono y por los altos parlantes de la sala cine calló a los insultadores, diciéndoles: “Ya pes, aguanten hijos de … o les devuelvo las entradas”. Espantado don Albuja, en vez de molestarse y hablarle por esta sorpresiva actuación, soltó grandes carcajadas y no paró de reírse un buen rato.

Pasó el tiempo y para tristeza suya, llegó el inesperado día del cierre del teatro cine “Apolo”. Hubo despedida y presencia de algunos invitados, pero el gran adiós fue con don Albuja, quien le trataba como un hermano. Los dos se ausentaron de sus hogares por un día completo, despidiéndose del teatro cine y de ellos mismos.

 

Publicación autorizada por Fernando Enrique Tambaco

 

Tomado del libro: "Anécdotas, sobrenombres y biografías de nuestra tierra Otavalo", 2022.
Autores: Dorys Rueda, Patricio Vásquez, Luis Hernández.

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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