Dorys Rueda

 

A los ocho años, mientras mis compañeras de clase se ocupaban de las tareas escolares y cotidianas, mi madre me introducía en la apasionante lectura de Quo Vadis de Henryk Sienkiewicz, mientras que mi padre me sumergía en los misterios de las intrincadas tramas de Agatha Christie. Cada libro que abría se transformaba en una puerta hacia mundos desconocidos y fascinantes, y pronto descubrí que la lectura no solo era un escape maravilloso, sino también una fuente inagotable de inspiración.

A esa edad, desarrollé una profunda fascinación por el "arte de escuchar". Las noches en casa, especialmente después de la cena, se convirtieron en momentos mágicos en los que mis padres nos transportaban a otros mundos con sus relatos. Las sobremesas se transformaban en un escenario perfecto, donde mis hermanos y yo nos reuníamos alrededor de la mesa, ansiosos por escuchar las historias que nos tenían preparadas. Mis padres, con su habilidad para narrar, nos deleitaban con leyendas ecuatorianas que parecían cobrar vida con cada palabra.

Cada noche, la mesa familiar se convertía en un portal hacia lo desconocido, un lugar donde la realidad se desdibujaba y daba paso a mundos llenos de magia y misterio. La fantasía se entrelazaba con el miedo, creando un ambiente tan envolvente que, por un momento, sentíamos que formábamos parte de esas historias. Las criaturas míticas, los espíritus errantes y los héroes de leyenda nos acompañaban en cada relato, haciendo que el tiempo se detuviera y que la noche se llenara de susurros y maravillas.

Aquellas noches no solo avivaron mi imaginación, sino que también me inculcaron el profundo valor de la tradición oral y la relevancia de conservar las historias de nuestro país. En esos instantes, mientras escuchaba con fascinación, se forjó en mí un interés que con el tiempo florecería en una gran pasión por las leyendas ecuatorianas, sembrada cuidadosamente por mis padres en cada relato compartido.

Pero mis padres no se limitaban a contarnos mitos y leyendas; también nos compartían historias de vida, relatos sobre las experiencias de familiares y amigos. Estas narraciones nos conectaban profundamente con las costumbres, la cultura y la forma de pensar de los ecuatorianos en distintas regiones del país. Poco a poco, en mí comenzó a surgir un nuevo interés, estrechamente ligado al rico tejido cultural que se ocultaba en esas historias.

Cuando terminé mi primer postgrado, mis padres me animaron a recopilar la tradición oral de Otavalo como una forma de servir a la comunidad y devolverle a mi tierra todo lo que me había dado. Me alentaron a reunirme con el profesor y escritor otavaleño Luis Ubidia, quien generosamente compartió conmigo el vasto material que había recopilado a lo largo de su vida como docente. Así comenzó mi labor de investigación, recopilación y análisis, un trabajo que ha continuado durante más de cuatro décadas. Esta tarea me ha permitido comprender en profundidad cómo el pueblo otavaleño pensaba, vivía y construía su mundo de magia, creencias y supersticiones, y cómo esas historias se entrelazan en el gran tapiz de la cultura ecuatoriana.

Mi pasión por recopilar y preservar la tradición oral de Ecuador me ha llevado a impulsar proyectos colaborativos que han reunido a escritores de Otavalo y de diversas regiones del país. Juntos, hemos trabajado para enriquecer la literatura local y dar a conocer al mundo la profunda riqueza cultural de nuestra tierra. De esta labor han nacido libros en los que participo como coautora, obras que reflejan en cada página el alma de nuestro pueblo y la diversidad de nuestra nación, capturando en palabras las tradiciones, sueños y vivencias que definen a nuestras comunidades.

A lo largo de este viaje literario, he comprendido que lo que comenzó como una fascinación infantil se ha convertido en una misión de vida: preservar las tradiciones orales de mi tierra, Otavalo, y de mi país, Ecuador, y llevarlas más allá de nuestras fronteras, compartiendo con el mundo la esencia de nuestra cultura.

 

 

Dorys Rueda,"12 Voces Femeninas de Otavalo", 2024.

 

Portada: creación Dorys Rueda

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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