Germánico Guevara C.

 

Estamos a mediados prácticamente del año lectivo 2023-2024, restan  actividades educacionales relacionadas con las tareas específicas respecto de las destrezas y competencias planteadas en las planificaciones correspondientes, para completar el tiempo estipulado del año escolar. Entre otros satisfacer curriculas por parte de los estudiantes que cursan el tercer año de bachillerato general unificado y el bachillerato técnico, previo a la obtención del título de bachiller. Los saldos son negativos respecto de los aprendizajes significativos, los desarrollos de las destrezas cientifistas, humanistas y productivas, las estadísticas no nos favorecen para nada. Es más, ubican al país en los últimos lugares en comparación a los países de la región, en asignaturas básicas como matemática, lenguaje, ciencias sociales y naturales, que se supone  los estudiantes debieron hacerlas realidad, y cumplir con el logro de destrezas y competencias que tanto se las cita en las planificaciones curriculares. Por consiguiente, la calidad de la educación ecuatoriana está en tela de duda y seriamente cuestionada. Téngase en cuenta que la calidad educativa  implica satisfacer muchísimos factores que en nuestra realidad ciertamente  han faltado y el Estado ha sido cicatero en la dotación justamente de esos insumos para facilitar la experiencia nueva de la educación virtual u on line. Rara, novedosa para la gran mayoría, pues debido a la emergencia sanitaria se dio un brinco extremo de un sistema tradicional, eminentemente verbalista, conductista a una modalidad en la cual la base conceptual y operativa  es el autoaprendizaje, basado en la investigación y la lectura. Allí las consecuencia nada alentadoras.

La pandemia por coronavirus (COVID-19) ha provocado una crisis sin precedentes en todos los ámbitos. En la esfera de la educación, esta emergencia ha dado lugar al cierre masivo de las actividades presenciales de instituciones educativas en más de 190 países, con el fin de evitar la propagación del virus y mitigar su impacto. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), a mediados de mayo de 2020 más de 1.200 millones de estudiantes de todos los niveles de enseñanza, en todo el mundo, habían dejado de tener clases presenciales en la escuela. De ellos, más de 160 millones eran estudiantes de América Latina y el Caribe. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha planteado que, incluso antes de enfrentar la pandemia, la situación social en la región se estaba deteriorando, debido al aumento de los índices de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades y un creciente descontento social. En este contexto, la crisis tendrá importantes efectos negativos en los distintos sectores sociales, incluidos particularmente la salud y la educación, así como en el empleo y la evolución de la pobreza (CEPAL, 2020). Por su parte, la UNESCO ha identificado grandes brechas en los resultados educativos, que se relacionan con una desigual distribución de los docentes, en general, y de los docentes mejor calificados, en particular, en desmedro de países y regiones con menores ingresos y de zonas rurales, las que suelen concentrar además a población indígena y migrante (UNESCO, 2020; Messina y García, 2021). En el ámbito educativo, gran parte de las medidas que los países de la región han adoptado ante la crisis se relacionan con la suspensión de las clases presenciales en todos los niveles, lo que ha dado origen a tres campos de acción principales: el despliegue de modalidades de aprendizaje a distancia, mediante la utilización de una diversidad de formatos y plataformas (con o sin uso de tecnología); el apoyo y la movilización del personal y las comunidades educativas, y la atención a la salud y el bienestar integral de los estudiantes.  Con el proceso se vacunación se regresó a clases presenciales y de alguna manera tratar de recuperar o satisfacer esa brecha grande que se generó en materia educativa a propósito de la crisis sanitaria  que todavía la vivimos en el país y en todo el planeta. Aspiramos mejores días para la educación ecuatoriana, que sin pandemia ya tenía serios problemas, en los cuales se debe  trabajar con visión técnica y no politiquera.

 

 

Germánico Guevara
Otavalo, 1959

 

Es un obrero del quehacer cultural de Otavalo y de Imbabura. Tiene formación académica en pedagogía y derecho. Es un ciudadano que ama a Otavalo y desea que su ciudad transite por el sendero del auténtico desarrollo y progreso en todos los contextos.

Es miembro del directorio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana "Benjamín Carrión", Núcleo de Imbabura.

Sus libros forman parte de la colección Tahuando, cuyas temáticas son variadas: educación, derecho, política e investigación científica. Escribe para la Revista Imbabura y el periódico Letras de Imbabura.

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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