PROVINCIA DE NAPO
Hace muchos, muchos años, en un lugar rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivía un gigante muy especial. A diferencia de los gigantes ruidosos y temibles de los cuentos, él era tranquilo y amable. Se escondía en los densos bosques de un lugar llamado Chalupas, entre las provincias de Napo y Cotopaxi.
Un día, un joven llamado Fernando decidió ir a pescar con su papá y sus tíos a Chalupas. La gente decía lo hermosas que eran las truchas del río y él quería verlas con sus propios ojos. Como el camino era muy difícil, viajaron en vehículos especiales, casi como grandes carritos de montaña, que les permitieron adentrarse por un sendero rodeado de árboles y animales.
Al llegar al río, Fernando y sus tíos se sintieron emocionados al ver que las truchas nadaban por todas partes. Pescaron muchas, algunas grandes y otras más pequeñas. Pero Fernando, siempre tan curioso, decidió explorar un poco más. Se internó en un bosque que parecía esconder algo misterioso, como si tuviera una puerta secreta. Allí, en medio de la tranquilidad del lugar, vio algo que nunca olvidaría.
Entre los árboles, apareció una figura muy extraña. Era un ser grande, con brazos largos y un cuerpo cubierto de pelo marrón, como el de un borrego. Aunque parecía un hombre gigante, había algo misterioso en él. Fernando, tan sorprendido que no podía moverse, miraba al gigante sin poder creer lo que veía. De repente, el gigante se dio cuenta de que Fernando estaba allí y comenzó a correr tan rápido entre los árboles que desapareció en un parpadeo. El aire quedó con un olor raro, como si la tierra misma guardara un secreto.
Cuando Fernando regresó al campamento, les contó a todos lo que había visto, pero no le creyeron mucho, pensando que tal vez era solo un truco de la naturaleza. Dijeron: "Ver para creer". Sin embargo, Fernando estaba seguro de lo que había visto. Años después, en un lugar lejano llamado Píllaro, alguien contó una historia parecida. Dijo que también había visto a un gigante en el bosque, ¡igualito a lo que Fernando había visto!
La lección de esta historia es que en la naturaleza hay cosas tan sorprendentes que a veces no podemos entenderlas. Los misterios que nos rodean son tan grandes que lo mejor que podemos hacer es mirarlos con respeto. Y lo más importante es que, si cuidamos esos secretos, la naturaleza nos enseñará muchas cosas increíbles que ni siquiera imaginamos.