Profesor: Reinaldo Murgueytio
EL MUSCUY (SUEÑO)
Huayna-Cápac, con motivo del nacimiento de Atahualpa, se forjó grandes ilusiones, pues tuvo la videncia de que este niño sería un ser superior, dotado de clara inteligencia y de refinamientos morales que le capacitarían para inmortalizarse como un Inca poderoso y sabio.
Entonces concibió la idea de traer del Cuzco a los mejores amautas y haravecs[1], maestros y poetas que le darían conocimiento de la Naturaleza y del espíritu hermano, a la vez que bellas poesías simbólicas.
Con este objeto hizo un viaje expreso al Cuzco en donde pudo darse cuenta, una vez más del estado mental de su otro hijo, Huáscar, educado en la molicie de la Corte Imperial, tan llena de intrigas, lujos y perversiones. Comparó la vida de Quitwa (Quito) y se resolvió separar al Inca que había de sucederle, que no podía ser otro que Atahualpa.
Muy satisfecho estaba Huayna-Cápac del celo y del inmenso amor que Paccha, su hermosa esposa conquistada, tenía por Atahualpa; pero quería darle educación superior, digna de un futuro Gran Señor.
Sobresalía el amauta Quishpe por la profundidad de sus conocimientos y por la altura moral de sus sentimientos. Fue el escogido para maestro de su hijo Atahualpa. Un discípulo de Quishpe, el haravec Rice, de dulce voz y notable ingenio para la poesía y la pintura, acompañó al Inca soberano a su regreso a Quitwa.
Una vez subieron a Tiuctiuco[2], sitio hermoso sobre Quitwa, el maestro Quishpe y Atahualpa, muchacho a la sazón; pero ya inquieto por saber, preguntó al Maestro sobre el significado del siguiente sueño:
-Hace pocos días he tenido un sueño que me ha dejado pensativo, sin que me sea dable apreciar su valor en mi vida.
Me parece que en este mismo sitio, un tanto quebradizo por todos los lados y cuesta arriba, estaba entretenido recogiendo flores silvestre y mariposas, cuando de una de aquellas cuevas salió un animalito que al verme se hizo grande y mientras más se me acercaba, más tomaba cuerpo y más firmemente me miraba, abriendo tamaño hocico.
Cuando pasó por encima de mí, perdió su forma y se deslizó como una niebla que me quitó el habla. No pude gritar ni mover un brazo. Así, en forma de niebla, pero de mal olor, tardó en pasar algún tiempo, al cabo del cual recobré mi ser.
Entonces miré otra vez a la cueva y volvió a salir otro pequeño animal que, tomando otra dirección, sobre la ciudad, se agrandó tanto, así en forma vaporosa, que cubrió la ciudad durante un buen tiempo. Pero esta vez pude hablar y mover mis brazos libremente.
Siguieron saliendo más y más animales que se evaporaban en el espacio, el último de ellos era más oscuro y fétido y demoró mucho tiempo en diluirse en el aire, su sombra me produjo frío y vómito.
Cuando me hubo pasado el vómito sentí deseo irresistible de acercarme a la cueva. Llegué hasta la puerta y sólo alcancé a divisar dos ojos encendidos, poderosos, que se agrandaban y achicaban, como llamándome hacia adentro.
Me armé de coraje y penetré, pero no vi nada ni oí nada todo era quietud y silencio. A la salida solo vi una araña que se colgaba de su hijo para tejer su tela. Me desperté casi tranquilo y deseoso de preguntar al Maestro su significado.
El amauta Quishpe dijo:
-Este sueño me revela que estás en aptitud de vencer el miedo que no es otra cosa que la fantasía negativa de los hombres. La causa del miedo está dentro de ellos mismos y cuando no logran vencerse a sí mismos, son víctimas de sus propios sentimientos. El esfuerzo que hiciste por penetrar en la cueva de los fantasmas significa lo que debes hacer en vigilia para destruir todas las imágenes sombrías y penosas.
Tú debes ser como el Inti, que se lanza al espacio con la luz propia y sin miedo a las tinieblas.
Estás comenzando el camino de la sabiduría que requiere valor, resolución firme y meditación.
Atahualpa no dijo nada, sólo se dio cuenta que algo trascendental sucedía en su espíritu. Talvez caía el primer velo de su inocencia: el miedo.
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Leyendas Ecuatorianas, Clásicos Ariel.
Portada: http://artefotosydibujos.blogspot.com/2013/02/dibujo-del-inca-atahualpa-para-imprimir.html