Dr. Fernando Rohn Bautista
Es otra de las leyendas forjadas en el Quito de ayer, un tanto “miedosa” por su contenido. Al respecto se relata que la niña Bella Aurora, que es la protagonista principal de esta leyenda, asistió en una ocasión, con su familia, a una corrida de toros, que se llevó a cabo en la Plaza Grande y el caso es que uno de los toros de la corrida, se acercó lentamente al sitio donde la niña se encontraba y la quedó mirando fijamente, ante lo cual ella se desmayó y debieron sus padres sacarla de ese lugar y llevarla a curarla a su casa. Mientras tanto el buey se desesperaba buscándola, rastreándola con su espantosa mirada por el derredor de la plaza de la faena taurina, y a tal punto llegó su ansia buscona, que saltó la barrera y se dirigió a la casa 1028, en donde vivía Bella Aurora y que quedaba muy cerca de allí; entró a su dormitorio y la embistió a pesar de los gritos que la pequeña lanzaba. Luego el toro desapareció una vez cometida su atrocidad. Los padres de Bella lloraron mucho la muerte de su hija. Se ha afirmado que la casa en mención existió en donde hoy está ubicado el edificio Guerrero Mora.
Quito integral y recuerdos de un quiteño amigo, Gráficas Amaranta, 2008.