Transcripción: Santos Ortiz de Villalva
Tomado del libro: Cuento Popular Ecuatoriano
Antología: Abdón Ubidia
Antiguamente había pumas enormes. Se los encontraba con frecuencia en la selva. Los hombres los mataban poniendo chinganas en las puntas de sus lanzas y atravesándoles el corazón. ¡Hacía falta ser muy valiente para matar estos pumas!
Había hace tiempo un joven gran cazador. Un día mató un puma. Le cortó la cabeza y la trajo a casa. Nuevamente salió a cazar, pero no pudo vencer a uno de esos pumas gigantes. Corrieron, corrieron, corrieron escondiéndose entre los árboles.
-¡El gran tigre, el gran tigre me persigue! –gritaba.
Oyó los gritos el padre del muchacho. Tomó la cerbatana y el matiri y se hizo puma. La cerbatana se convirtió en rabo y el matiri en testículos.
-¡Si eres macho ven aquí! –gritó al otro puma.
El Huagra Puma, que había seguido como dos días al joven, al oír la voz del padre, y conocer que era puma, regresó de nuevo. Se encontraron los dos en una colina.
-¿Y ahora qué? ¡Nos veremos entre machos! ¿Por qué molestas a mi hijo?
Lucharon bastante tiempo. El papá saltó a un árbol y cayéndose desde allí mordió al Huagra Puma en el pescuezo, metiéndole las uñas por todo el cuerpo.
El Huagra Puma murió, y su enemigo le bebió la sangre.
A la tarde regresó a casa con su hijo, y allí se hizo hombre.