José M. Chávez M.

 

Dicen que en una montaña llamada Cruz Loma existe gran cantidad de plata. Una vez un hombre caminaba cerca de esa montaña, al encontrarse solo en esa montaña se acerca un hombre sentado en un  caballo de color rojo, se acercó a él y le dijo –tú estás necesitado de plata, si quieres te puedo regalar-, el hombre como era muy pobre y necesitaba le dice –gracias, ¿qué debo hacer?- el hombre del caballo que era el demonio le dice que sólo tiene que seguirle, como estaba cerca a la loma entró por una puerta que era de oro y detrás de esa puerta estaba un perro muy grande cuidando la entrada: al entrar allí el hombre que necesitaba la plata no sentía ningún miedo porque iba detrás del diablo, en ese lugar también existían muchas personas, era como un pequeño pueblo pero debajo de la montaña, al entrar al cuarto donde estaba el jefe de los demonios, le pregunta al hombre –a cambio de qué quieres que te dé el dinero-, el hombre le dice –a cambio de nada, porque soy pobre-, el diablo muy furioso dijo  -entonces regresa por donde has venido- como ya miró los cajones de plata, entonces no quiso regresar sin ella, en eso él le pide una oportunidad y le dice lo que quiere –solo te pido que me traigas un plato de quinua- le dice el diablo, entonces el hombre muy contento regresa a su casa y vuelve con el plato de quinua, además de eso le llevó cebada y trigo, al ver que es muy generoso el diablo no quiso hacerles nada a su familia sino a él sólo, al entregar la plata el diablo tiene que sacarle la sangre para escribir con ella su nombre en el libro de apuntes.

Luego le hace escoger cuál de los baúles quiere, como era bueno y generoso le entregó dos baúles de plata, el hombre muy contento regresa a su casa. Una vez que la plata estaba en la casa, el diablo acostumbraba ir a ver si se han  cogido y han gastado el dinero. El hombre se cansó de que vaya a verle todas las noches, quiso devolver los baúles de dinero, pero el demonio dijo – no quiero que me entregues el dinero sino a tu mujer-, el hombre muy arrepentido de lo que había hecho sin que su esposa sepa se lo entregó a ella, mientras que él se quedó libre del diablo, la mujer fue enfermándose poco a poco y murió al poco tiempo de lo que su esposo había hecho.

Antes de morir la mujer fue enflaqueciendo poco a poco y murió muy flaca y enferma y el esposo se quedó con cuatro hijos, joven y muy rico.

 
 
Imbabura Taita Parlan (Recopilación de la tradición oral indígena). Cuentos,
leyendas, supersticiones, sueños y creencias, Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, 1989.
 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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