Por: José M. Chávez M

 

Antiguamente había un hombre que trabajaba en una hacienda como mensajero, pero todos estos mensajes debían ser entregados a tiempo, en ese tiempo como no existían todavía carros, tenían que viajar en caballo. Un día como de costumbre el patrón le dijo: “Toma este papel y vete a dejar en otra ciudad”, al escuchar esta orden el hombre cogió su caballo y se puso en marcha, cogió un chaquiñán para llegar más rápido al lugar indicado, el camino era largo y silencioso, en el camino el hombre sintió ganas de orinar, entonces se bajó del caballo y se fue a orinar. Cuando llegó al caballo encontró que un señor lo estaba esperando, entonces le dice al pobre hombre: “Quiero que me hagas un mandado”, el hombre le dice que no porque está muy apurado ya que se iba con un mandado del patrón a la ciudad, pero el otro hombre insistía hasta que le dijo en una forma grosera, entonces el pobre hombre le obedeció y le dijo: “Qué tengo que hacer”, “toma este acial y ve a sacar las mulas que están en una sequia”, le dijo el patrón; el hombre tomó el acial y se dirigió a la sequia pero resulta que al llegar allí no encontró más que unas señoras lavando ropa, entonces regresó y le dijo al patrón: “Pero si no encuentro nada, únicamente hay mujeres lavando ropa” el patrón le dice: “Pero si eso mismo te estoy diciendo que traigas”; el hombre regresó al lugar y con el dolor del alma castigó a las mujeres, luego de unos instantes éstas se convirtieron en hermosas vacas y buenos toros y así regresó a la hacienda y dijo: “Ya patrón, hice todo lo que usted me ordenó”, entonces el patrón saca un poco de maíz y le regala al pobre hombre pero además de esto le regaló también un poco de chuchuca y trigo. De esta forma cogió lo que le regaló y se dispuso a regresar a la casa, cuando pasó el tiempo, el hombre no se había dado cuenta de que todos esos granos que le regaló el patrón se habían convertido en dinero, entonces muy feliz le dijo a su esposa: “Quiero que le vayas a llamar al patrón para decirle que me venda la hacienda”, al ver que su esposo estaba con mucho dinero la mujer corrió donde el patrón y le dijo: “Mi marido quiere comprar la hacienda por lo tanto dice que venga pronto para hacer el contrato”, al escuchar esto el patrón dijo: “El pobre mapioso y miserable con qué plata va pues a comprar mi hacienda”, “pero le estoy diciendo que mi marido tiene mucho dinero por eso le estoy diciendo que vamos para que vea”, dijo la mujer del hombre. Cuando ya llegaron a la hacienda, el hombre sacó el dinero y le dijo: “Quiero comprarle la hacienda”, el patrón se quedó mudo por un instante y al fin le hizo una propuesta y le dijo: “Entonces dame el dinero y además quiero un caballo para llevar el dinero y otro para ir montado”, el hombre aceptó el trato, luego de unas horas hicieron el contrato y el patrón se fue con el dinero y los dos caballos mientras que el hombre ya era dueño de la hacienda. Al día siguiente decidió ir a controlar a los trabajadores, pero éstos se asustaron ya que no podían creer que un pobre hombre se haya convertido en rico y dueño de una hacienda, pero después lo comprobaron vieron que era verdad; entonces en ese momento se acerca el hermano de este hombre y le dice: “Cuéntame cómo hiciste para volverte millonario de la noche a la mañana”, entonces el hombre que ya era dueño de la hacienda se puso a contarle toda la historia, entonces el hermano como era envidioso quiso hacer lo mismo y así fue por el camino y se encontró con un señor el cual le pidió que le haga un mandado , el hombre encantado le dijo que bueno,; pensó que se iba a  demorar  unas semanas para hacer el mandado pero no fue así, le duró un año; la mujer y los niños estaban muy impacientes ya que el hombre no llegaba, cuando de pronto los niños vieron que un hombre montado en un caballo se acercaba a la casa. Era el papá de los niños pero llegaba viejo y cansado, los niños corrieron a avisarle a la mamá diciendo: ”Mamita por ahí viene un cuco”, entonces la madre salió corriendo y vio que no era ningún cuco sino su propio marido que estaba totalmente destruido. Dios lo había castigado  por envidioso mientras que el otro  hermano se quedó como dueño de la hacienda ya que era muy humilde.

Imbabura Taita Parlan (Recopilación de la tradición oral indígena). Cuentos,
leyendas, supersticiones, sueños y creencias, Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, 1989.
 

Portada: http://www.sensacine.com/actores/actor-795/fotos/detalle/?cmediafile=30832

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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