En el fondo del Makak hay un cerro, su nombre es Usukin. Cuentan que el cerro Iliniza, madre, quería dar a todos los cerros una bola. Los cerros se fueron a recibir esa bola y cuando la tomaron se volvieron verdes. De esta forma se convirtieron en poseedores de más animales, hierbas, ocas, mellocos, papas y también maíz. Así la madre Iliniza hizo crecer de lo que no hubo.
En cambio el cerro Usukin no se fue, se había quedado dormido ese día que daba la bola. Cuando ya llegó el mediodía, se levantó y se fue al cero Iliniza y cuando estuvo allí dijo:
-A mí también deme una bombita.
Y el cerro Iliniza le había contestado:
-No tengo, ya di todo, ahora vete no más.
Por eso dicen que este cerro es pobre, no tiene ni animales, ni comida ni granos… Por ser dormilón.