Por: Domingo Barrueco (S D B)
Chiguaza, 1957
Un joven dormía una noche en un ranchito. Le despertó el sonido monótono de un Kuartank (sapo), que no le dejaba dormir.
Enojado comenzó a imitarlo a voz en grito: kuartank, tan, tan, tan… Kuartan, tan, tan, tan…
El Kuartank se convirtió en un tigre feroz que devoró al joven. Por esto los shuar no se atreven a imitar al Kuartank. El sapito croa especialmente en noches de lluvia.
Mitos y leyendas Shuar, Ediciones Abya-Yala, 1985
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