El Engaño de Malki Supay 

 

Informantes orales: María Bazurto, Veronica Espinosa y
Jenniffer Cabrera

Recopilación: Óscar Ruiz 

 

Se cuenta que una pareja de enamorados, cuya conexión era tan profunda como las raíces de los árboles de la selva, decidió casarse por la iglesia en la ciudad de Francisco de Orellana. Enrique y Sabrina se mudaron a una casita de adobe en las profundidades de la selva de Tiputini, donde vivían en un idílico refugio de amor y serenidad. Sin embargo, el 23 de mayo, Enrique fue llamado a servir en el ejército en Morona Santiago. Con un beso lleno de promesas y esperanza, se despidió de su amada esposa y partió, dejándola desconsolada y triste.

Tiempo después, llegaron nuevos residentes a la comunidad. Sonia, una campesina madre soltera, se hizo muy amiga de Sabrina. Sus hijos incluso llamaban "tía" a Sabrina. Un año después, Sabrina comenzó a salir todas las tardes con Sonia para coleccionar piedras preciosas en la selva. Sabrina deseaba encontrar un ónix para completar su colección, pero Sonia le advirtió que no debía adentrarse en el corazón de la selva, donde se decía que habitaba un espíritu maligno. Un grupo de hombres había visto sombras misteriosas y algunos compañeros desaparecieron sin dejar rastro.

A pesar de la advertencia, Sabrina decidió ir sola al día siguiente. Observó los árboles que dividían el pueblo del corazón de la selva y, desafiando el mito, se adentró en ellos. Encontró la piedra que buscaba en medio de una cascada, pero también se topó con un hombre de aspecto impresionante: rubio, de ojos café claro, musculoso y alto. Se presentó como Malki Supay. A medida que pasaban las semanas, Sabrina y Malki se conocieron mejor y se llevaron muy bien.

Un día, Sabrina le confesó a Malki que tenía un esposo en el ejército, pero que se sentía vacía y olvidada. Malki le aseguró que él nunca dejaría sola a su mujer por ganar unos centavos. Sabrina, conmovida, le dio una oportunidad a Malki y terminó engañando a Enrique. Se fueron a vivir juntos a la casita de adobe.

Cuando Enrique regresó a casa, Sabrina se despertó junto a Malki y, al ver a su esposo acercándose, corrió a avisarle a Malki. Él se vistió rápidamente y salió corriendo hacia la selva. Semanas después, Enrique tuvo que volver al ejército, y Sabrina, sin noticias de Malki, le contó a Sonia sobre su aventura. Sonia, preocupada, le preguntó más detalles sobre Malki. Sabrina recordó que su nombre era Malki Supay, lo que asustó a Sonia, ya que en el pueblo se decía que un Supay habitaba en el corazón de la selva. 

Meses después, Sabrina descubrió que estaba embarazada de Malki, pero él había desaparecido. El día del parto, Sabrina sintió dolores intensos y, mientras Sonia buscaba a la partera, Malki apareció sonriendo. La partera y Sonia se asustaron al ver que Malki era en realidad un espíritu maligno con cuerpo rojo, cuernos, cola larga y olor a azufre. Salieron corriendo, dejando a Sabrina sola. 

Al nacer el bebé, Sabrina se dio cuenta de que era un diablillo. Malki, revelándose como el diablo Supay, sacó una espada de sus alas y decapitó al recién nacido. Luego, clavó la espada en el pecho de Sabrina, matándola. Supay arrojó los cadáveres al río Napo, donde aún se escuchan llantos y gritos. Desde entonces, nadie ha vuelto a ver al demonio, y el agua del río se ha vuelto más profunda y peligrosa.

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
  • mailelmundodelareflexion@gmail.com
  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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