En Otavalo aseguran que el Duende del Molino habita en las afueras, guardián celoso del río Yanayacu y del gran molino que vigila desde más allá, un poco apartado del cauce. Al caer la tarde aparece, se planta en medio del camino con los brazos cruzados y no perdona a borrachos ni buscapleitos. Quien se atreve a burlarse de él aprende la lección de la manera más rápida: con una pedrada tan certera que lo deja sobrio y bien despierto para el resto del camino.

Pero con el paso de los años, el duende comprendió que no bastaba con asustar ni con lanzar piedras. Llegó a la conclusión de que era tiempo de enseñar, de entrenar a la gente en el difícil arte de comportarse. Así, poco a poco, dejó de ser solo el temido guardián del río y se convirtió en un verdadero coach del molino: un entrenador de cuerpos y también de almas.

Por las mañanas, el Duende del Molino se coloca su gorra de entrenador —tan roja que hasta el Yanayacu parece sonrojarse—, se cuelga el silbato al cuello y empuña el cronómetro como si fuera un cetro. Es el orgulloso coach de la Selección de Fútbol de Otavalo. Los hace trotar alrededor del río hasta que las piedras parecen aplaudir con el chapoteo del agua. Y si alguien llega tarde, ya no lanza piedras como en los viejos tiempos: le ordena veinte vueltas extra “para que se le quite la flojera y el mal espíritu”. Nadie se atreve a discutirle, pues en Otavalo cuentan que al desobediente se le encoge el uniforme hasta quedar en pantaloneta de bebé.

Sus charlas técnicas se dan todos los días y empiezan puntuales, aunque afuera llueva, truene o relampaguee. Habla de táctica, de posiciones y de algo aún más importante: la disciplina. Repite que la verdadera victoria consiste en llegar a tiempo, respetar al equipo y nunca pisar el molino con aliento a licor. “La disciplina empieza en el campo”, proclama, mientras hace sonar el silbato y mantiene a todos en movimiento.

La fama del duende cruzó montañas, cruzó estadios y llegó tan lejos que un día apareció un visitante ilustre: Moisés Isaac Caicedo Corozo, estrella del Chelsea y de la selección ecuatoriana. Lo saludó con una sonrisa y le dijo:

—Mi querido Duende, usted es tan famoso que deberían compararlo con Pepe Guardiola. Solo que usted tiene más misterio y menos ruedas de prensa.

El duende, muy serio, le respondió:

—Dile al director de la Tri, Sebastián Beccacece, que traiga a todo el equipo a entrenar aquí. Los pondremos a correr hasta que estén listos para ganar el próximo Mundial y de paso reforzamos la Selección de Otavalo.

Ambos rieron a carcajadas y cuentan que esa tarde el río Yanayacu rugió tan fuerte que parecía una barra alentando desde la tribuna.

Por las tardes, el Duende del Molino cuelga el silbato y toma su libreta de apuntes para convertirse en coach de vida.

A la sirena del Lago le aconseja bajar el volumen de sus canciones nocturnas, porque todo el pueblo de San Pablo amanece tarareando y con ojeras de concierto.

Convence a la Viuda de Medianoche de cambiar de ruta los viernes, para que la gente joven pueda salir de la discoteca y volver a sus casas sin desmayarse del susto ni perder las llaves en la carrera. “No es bueno que terminen en el hospital”, le dice con seriedad, mientras le traza en el suelo un nuevo recorrido con tiza mágica.

Con las brujas organiza talleres de planificación: les reparte un calendario para distribuir los maleficios a lo largo del año y les exige descanso obligatorio durante las Fiestas del Yamor.

Incluso ofrece consultas personalizadas a otros duendes y fantasmas, para enseñarles a dar sustos con responsabilidad y evitar aparecerse solo por aburrimiento.

Su sesión grupal más célebre terminó con todos en círculo, practicando respiración profunda y repitiendo:

—Hoy no asusto, hoy vibro en paz.

Los fines de semana, el duende dirige algo parecido a un club de Alcohólicos Anónimos, pero en versión mágica. Se sube a su piedra junto al Yanayacu y reúne a los bebedores que quieren cambiar de vida.

La sesión comienza con la ronda de presentación: cada uno dice su nombre y confiesa cuántas jarras de yamor y hervidos se tomó durante la semana. Después, el duende los guía en respiración profunda y les hace repetir:

—Hoy no bebo, hoy juego fútbol.

Entrega “metas de sobriedad” para la semana: pasar por el mercado sin detenerse en la cantina, llegar sobrio al trabajo, brindar solo con agua de jamaica en las fiestas, cambiar la trasnochada del sábado por un trote dominical y pasar por Yanayacu a contarle los avances.

Si llega alguien tomado, no lo echa. Primero lo pone a trotar alrededor del río hasta que sude la última gota de alcohol y el Yanayacu le aplauda con espuma. Luego le da una charla motivadora, mirándolo fijo a los ojos:

—Si pudiste llegar hasta aquí, también puedes llegar a tu casa sin otra copa y sin tropezar en la puerta.

A quienes cumplen sus metas les entrega una “tarjeta verde”, símbolo de buena conducta; y a los más disciplinados, una “pelota bendita del Yanayacu” para que sigan entrenando. Cuentan que varios vecinos salieron tan motivados que no solo dejaron la bebida, sino que se convirtieron en estrellas del equipo del barrio y en orgullosos embajadores de la campaña “Otavalo sobrio, goles seguros”.

Hoy, el Duende del Molino ya no es temido como antes: es respetado y admirado. Pasó de lanzar piedras a lanzar consejos, de espantar borrachos a motivarlos, y de ser la advertencia de los abuelitos a convertirse en el guardián del espíritu del pueblo. En Otavalo bromean diciendo que, si Ecuador gana el Mundial, Moisés Caicedo llevará la copa hasta el Yanayacu para que el Duende del Molino la levante al cielo y el río cante victoria hasta el amanecer.

 

 

 

 Dorys Rueda, Leyendas y magia de Otavalo, 2025.

Dorys Rueda

Otavalo, 1961

 

 

Es fundadora y directora del sitio web El Mundo de la Reflexión, creado en 2013 para fomentar la lectura y la escritura, divulgar la narratología oral del Ecuador y recolectar reflexiones de estudiantes y docentes sobre diversos temas.

Entre sus publicaciones destacan los libros Lengua 1 Bachillerato (2009), Leyendas, historias y casos de mi tierra Otavalo (2021), Leyendas, anécdotas y reflexiones de mi tierra Otavalo (2021), 11 leyendas de nuestra tierra Otavalo Español-Inglés (2022), Leyendas, historias y casos de mi tierra Ecuador (2023), 12 Voces Femeninas de Otavalo (2024), Leyendas del Ecuador para niños (2025) y Entre Versos y Líneas (2025).

Desde 2020, ha reunido a autores ecuatorianos para que la acompañen en la creación de libros, dando origen a textos culturales colaborativos en los que la autora comparte su visión con otros escritores. Entre estas obras se encuentran: Anécdotas, sobrenombres y biografías de nuestra tierra Otavalo (tomo 1, 2022; tomo 2, 2024; tomo 3, 2024), Leyendas y Versos de Otavalo (2024), Rincones de Otavalo, leyendas y poemas (2024) e Historias para recordar (2025).

 

 

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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