
Desperté en el quirófano con la sensación de haber regresado de muy lejos. El médico se inclinó hacia mí y sonrió con una calma aprendida por años.
—Salió como estaba previsto —dijo—. Yo me quedo cerca hasta que termine de despertar.
Cuando se dio la vuelta para atender los instrumentos, la vi, sentada a mi lado. Era yo. Más joven, con el cabello largo hasta los hombros, mis ojos grandes y esa sonrisa fresca.
—¿Eres… yo? —susurré.
Ella miró al médico de espaldas y luego me miró a mí, con una ternura que me estremeció.
—No, exactamente —dijo—. Soy la que fuiste antes del cansancio, la que tus leyendas guardaron por ti. La que vuelve solo cuando te atreves a escribir a oscuras.
Dorys Rueda, Cuentos en voz baja, 2026
