Por: Rodolfo Pérez Pimentel

CHIQUITO PERO VALIENTE

 

Un día llegó a las costas de Manabí y se instaló en las faldas del cerro de Montecristi un no muy joven español que salió de su patria por no avenirse con la política despótica de Fernando VII, luego, de su viuda la reina regente María Cristina de Borbón.

Llámase Manuel Alfaro y había llegado a ser Capitán dentro del ejército; pero, aventurero como todos los de su raza, prefirió el mar a las sierras de su nativa “Cervera del Río Alhama” en la Provincia de Logroño. Primero estuvo en Cuba, luego en Panamá y por fin en Ecuador. Aquí se unió con una joven y en ella tuvo varios hijos. El quinto se llamó Eloy.

Papá Alfaro era molestoso y como todo español llegado a América se sentía superior. Quiere lo mejor para sus hijos y especialmente para Eloicito el preferido. Desde chico le cuenta sus aventuras en las guerras carlistas, maravillándole con el lujo de detalles con que matizaba los relatos. Tampoco olvida que la educación es lo principal en la vida y utiliza los servicios del señor Bucherel, francés que vive en Montecristi dedicado a enseñar; el primer premio que obtiene de su padre, el niño Eloy, joven aprendiz de héroe, es una “Historia de la revolución francesa” escrita por Blac, que leyó con avidez.

PRUEBA FUERZAS CON UN TIGRILLO

A los catorce años Eloy es un muchacho fortachón y aventurero. Pocas veces anda calzado ya que gusta de correr por los campos manabitas en plena libertad y sobre un garboso alazán de los muchos que tiene su padre, comerciante en sombreros de paja toquilla. Un día y en plena montaña, únicamente acompañado de un hermanito menor, es atacado por un tigrillo que traía pésimas intenciones. Rápido saca el machetillo que lleva al cinto y de un solo tajo acaba con el proyecto de fiera. No hay duda alguna, su destino será luchar siempre. Y regresó al pueblo con el animal.

FLORES ERA FLACO Y OREJÓN

En 1857, de sólo 15 años de edad, su padre, lo llevó al Perú en plan de negocios. Don Manuel Alfaro era hombre muy conocido. Un día, cuando ambos pasean por una calle del centro de Lima, le dice: “Ese señor es el General Juan José Flores que se encuentra desterrado desde 1845, como es mi amigo te lo voy a presentar”.

Mientras ambos caballeros charlaban, el joven Eloy observó fijamente al ex Presidente del Ecuador.

-¡Y, Eloy! ¿Qué impresión te ha causado el General Flores?

-Pues bien papá- Me han impresionado sus grandes orejas y lo flaco que está; -fue la respuesta del joven. De allí en adelante, don Manuel siguió hablando del General y Eloy enmudeció. ¿En qué pensaba? Quizás en el papel que le tocaría desempeñar en el futuro, como conductor de un pueblo que había nacido a la vida independiente justamente con aquel flaco militar que acababa de ver tan demacrado y orejón. Y era Flores de contextura atlética, fibrosa, todo nervio y corazón; en síntesis un hombre de acción.

UN GALLO TUERTO Y MATÓN

Años después y mayorcito y estando en pleno gobierno de García Moreno, Eloy asistió con algunos amigos a las festividades montubias de Manta del 29 de Junio, día de San Pedro y San Pablo; primero se jugó al “Presidente Negro” que consiste en disfrazar a un cristiano de negro, untándole betún en el cuerpo y haciendo que beba grandes tragos de puro” hasta emborracharse, no faltando tampoco los suculentos bocados de comida. Al principio todo es jolgorio para el afortunado mandatario. Luego, cuando ya está beodo, se lo pasea por la población en medio de grandes ovaciones y discursos: “Viva el Presidente Negro”, “Viva Su Majestad”, “Otro trago para el Rey”, etc.

En seguida llega la fase contraria, gritando a pecho lleno: “Abajo el Presidente”, “Viva la Revolución”, “Mueran los tiranos” y se acompañan las exclamaciones con un tremendo “zipizape” entre el bando revolucionario y el de los amigos del embriagado magistrado. La cosa pasaba a mayores porque menudean los garrotazos, patadas, mojicones, latigazos y no faltaba tampoco algún destemplado que atacaba a la multitud.

Eloy se apartaba de todo eso porque a pesar de sus escasos años es el serio de la familia y hace las veces de segundo dentro del hogar. Sus amigos lo llevan a la gallera que está repleta de apostantes. “Pago a todos” dice de entrada, y elige un gallito tuerto que está en el ruedo. Esa tarde el joven Alfaro ganó monedas a montones y regresó feliz a su casa en Montecristi, no sin antes haber sido partícipe de una pelea callejera en que menudeaban los machetazos e intervino la policía, todo por el bendito juego. Don Manuel lo sabe en seguida por los sirvientes que también han concurrido a la feria… Se pasea con los brazos en la espalda… Está realmente contrariado y violento y muy a su pesar le grita: “Eloy, con esa plata malhabida en juego, no estás en mi casa” ¡Fuera!

El dinero ganado es devuelto a los perdedores y tiene que ofrecer que jamás volverá a jugar en su vida. ¡Cumplió su palabra!

FIDELIDAD CONYUGAL AL MÁXIMO

Cuenta Francisco Talbot que en 1910, por septiembre, estando en discusión el decreto legislativo que reformaba la Ley de Divorcio, un grupo de ultraconservadoras damas capitalinas organizaron gran manifestación y treparon al palacio presidencial sin esperar que el presidente les concediera Audiencia, reclamando que los reciban. Alfaro salió tranquilo y con gran parsimonia dijo:

“Como así no puedo entenderlas, dignas señoras, ruégole a la más anciana que tome la palabra y me indique el origen de esta protesta”; y cosa rara, el grupo calló y nadie quiso hablar; porque para una señora el punto de la edad es siempre crítico, sobre todo si pasa de los cuarenta. ¡Así resolvió Don Eloy tan dura crisis!

Días después, el 30 para ser más exacto, a la 1:45 de la tarde el propio señor Talbot llevó a Alfaro el Decreto para su firma y entró al despacho donde habían muchas personas. El doctor José Peralta, Canciller de la República, solicitó el ejecútese. Alfaro así lo hizo, pidiendo que se lo leyeran después. Por último exclamó, dirigiéndose a Talbot: “Quizás a ti te pueda servir esta ley; pues yo, con mi Anita (su esposa) estoy contento”. Y la Ley de Divorcio comenzó a regir en Ecuador y aún está vigente con leves modificaciones.

CARIÑOSO RECUERDO A SU AMADA AUSENTE

En otra ocasión, años atrás, estaba Alfaro junto a varios compañeros de aventuras en medio de la selva esmeraldeña, huyendo de la persecución desatada en su contra por el General Reynaldo Flores Jijón. Una tarde hicieron un alto para ver a un comerciante que pasaba por medio río; lo detuvieron para conversar y al despedirse, les regaló una gran lata de salmón importado de Canadá. Es un manjar –exclaman todos- hay que abrirlo inmediatamente; pero Don Eloy, que lo había pedido para examinarlo, dijo muy grave: “Nada de eso, este salmón lo comeremos mañana que cumple años mi Anita en Panamá y hay que celebrarlo dignamente”.

SALVA JOYAS A LA VIRGEN

En la segunda administración llegó a Quito Fray Pedro Armengol Valenzuela como superior de la Comunidad Mercedaria y luego de un breve estudio de las pertenencias del convento, encontrando que poseía numerosas joyas que en los inventarios constaban como propiedad de la Santísima Virgen, por ser regalos efectuados a ella en épocas pasadas, decidió venderlas para hacer fondos y construir un templo en Pasto (Colombia).

Fray Benjamín Bernardo Bravo, de la misma orden, corrió donde el presidente, su gran amigo, y le refirió el suceso, pintándoselo con los más fuertes tonos porque las joyas no debían salir del país. Don Eloy ordenó la vigilancia inmediata de los bienes de la Virgen, patrimonio del pueblo ecuatoriano y sacó del país al abusivo superior.

Años después y estando Alfaro en el panóptico, el padre Bravo, que había sido separado de la orden por mandato de Roma, tuvo el privilegio de darle la extremaunción al cadáver, abriéndose campo a codazos y entre los asesinos, que lo respetaron porque se trata de un sacerdote y de paso… alfarista hasta el fin, aún con riesgo de perder su vida.

CAUDILLO ATENTO CON TODOS

Cierta ocasión recibió en audiencia a una afligida madre de familia que le lloró al oído que su único hijo, pagador de un regimiento de la policía, por efectos de la bebida había perdido el dinero del rancho y sería degradado si Alfaro no intercedía por él.

“Pobre madre –exclamó Don Eloy- y se retiró un momento. Regresando luego y contestó: “Si su hijo no repone inmediatamente las sumas dilapidadas sufrirá gravísimas consecuencias” y le dio la mano en señal de despedida, depositándole al mismo tiempo la cantidad necesaria para tapar la falta, extraído de su peculio personal.

HAY QUE SER BUEN HIJO

Cuando Alfaro entró triunfante en Quito, en 1895, después del triunfo de Gatazo, pasó revista a los prisioneros de guerra detenidos en los calabozos capitalinos, topándose con un muchacho de no más de 13 años llamado Luis Pareja y Cornejo:

-¿Por qué estás aquí?

-Por pelear en su contra, General.

-¿Ah sí?; ¿Y por qué? ¿Acaso eras  conservador?

-No mi General, pero mi padre sí lo es y tengo que estar a su lado siempre.

-Bien, bien. ¿Quién es tu papá?

-El Mayor Elías Pareja y Larrea…

Has cumplido con tu deber, los buenos hijos deben estar siempre al lado de sus padres, ayudándoles en todas sus empresas. Eres un muchacho de aspiraciones que puede llegar a la Presidencia de la República. ¿Quieres ir a estudiar al exterior? Mi gobierno puede darte una beca para las milicias de Chile. Anda, consulta con tu familia y llévame la respuesta a palacio.

Y sacó al chico del grupo, poniéndole en la puerta libre.

Días después lo recibió en Audiencia y el joven agradeció la invitación pero no la aceptó:

¿Qué quieres entonces? Preguntó el caudillo.

-La libertad de mi padre, General, que está en el Corinto (ciudad de Costa Rica, donde el Mayor Pareja estaba exilado).

¡Así se hará de inmediato! llamando al Ministro del Interior doctor Luis Felipe Carbo y Amador, le ordenó que telegrafíe a Costa Rica indultando a los ecuatorianos expatriados e instándoles a regresar con sus gastos pagados por el gobierno.

Demás está el informe que no quedó uno por allá y que a poco, más de treinta padres de familia de ideas conservadoras y ex combatientes del depuesto régimen, retornaron  a sus hogares, a disfrutar de un gobiernos liberal, democrático y no tan malo como se habían imaginado.

 

 El Ecuador Profundo: Mitos, Historias, Leyendas, Recuerdos, Anécdotas y Tradiciones del país, Tomo III.
 
 
 
Portada, cortesía:

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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