PRESIDENTE AYORA EN OTAVALO
Al mediodía del 31 de octubre de 1928 llegó el ferrocarril, y con él llegó también el Presidente de la República, el doctor Isidro Ayora y su numerosa comitiva. El convoy apareció y desapareció desde la tercera línea, anunciando con su fuerte pito el avance del progreso. La emoción popular se desbordó, indescriptible, cuando el vapor cedió y el pito silenció su alarido metálico. El Presidente Municipal, José Jaramillo, se adelantó a saludar al doctor Ayora, quien, sonriente, le estrechó en un abrazo. La banda del Batallón Pichincha ejecutó el Himno Nacional y luego, entre aplausos y saludos, la comitiva se trasladó al Palacio Municipal por la calle de honor formada por la emocionada ciudadanía otavaleña.
EL FERROCARRIL AL CIELO….
Fue grato contactar a dos parientes de la familia, Elizabeth Harman y Katherine Robinson, descendientes de los hermanos Harman, constructores del ferrocarril del sur, que con gentileza nos proporcionaron importantes dados. Nos cuentan:
A principios del invierno de 1896, la nieve remolineaba en las calles afuera de la sala de billar frecuentada por contratistas ferroviarios de Nueva York. Adentro se encontraba un hombre alto, de anchos hombros, originario de Virginia, ancha quijada y firme mirada, cabello abundante y ondulado, con bigote cortado a la moda y con quevedos. Durante 37 años había creado y perdido fortunas, y ahora en este bar cargado de humo se encontraría con su destino. Su nombre era Archer Harman.
Al otro lado de la sala había un grupo de señores, entre los cuales estaba el nuevo Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador, Felipe Carbo. Tenía un encargo del hombre a quien los ecuatorianos llamaban “El Viejo Luchador” -El ilustre general Eloy Alfaro-, recientemente nombrado Presidente. Su misión consistía en encontrar capitalistas nacionales o extranjeros dispuestos a financiar y construir una vía férrea que conectara Guayaquil, el principal puerto del Ecuador, con Quito, la viaja capital situada en el altiplano andino.
Mientras la comitiva dialogaba, un señor se volvió y gritó al otro lado:
- Harman ¿quieres construir un ferrocarril?
- ¿Dónde?
- En el Ecuador, un ferrocarril que llegue hasta el cielo.
- ¿Habrá aventuras? -preguntó sonriente- Saben que me encanta lo difícil.
Así comienza una versión de la extraordinaria historia del ferrocarril. Nadie conoce realmente las circunstancias de la reunión decisiva de Archer Harman y el ministro Carbo.
Cuando Harman llegó a Quito, el ministro de los Estados Unidos, James Tillman, le acompañó al Palacio de Gobierno. Al saludar a su visitante, Alfaro exclamó:
- ¿Usted viajó de Guayaquil a Quito en doce días, señor Harman?
- Si su Excelencia. Son menos de 482 kilómetros
- Qué maravilla. Nadie ha hecho ese viaje en menos de catorce días.
- Se lo haría en un día en ferrocarril.
El colibrí, publicación del Instituto otavaleño de Antropología y la Universidad de Otavalo, Edición Especial N. 12.