Por: Dorys Rueda
No basta saber leer para comentar un texto literario. Hay ciertas estrategias que nos pueden ayudar en la lectura de textos cortos y de textos largos.
Al hablar de textos cortos nos referimos a un poema, un cuento o a una prosa poética. También, a un fragmento, a un pasaje o a una escena que pertenece o forma parte de una obra literaria completa.
Al hablar de textos largos, hablamos de una novela, de una obra de teatro o de un texto lírico muy extenso.
La primera lectura: Literal
Es una aproximación al contenido de un texto corto o extenso, de manera explícita; a la información general de su contenido.
- La lectura debe ser rápida y de corrido y a través de ella se puede llegar, superficialmente, a las ideas generales o al tema del escrito.
- Esta lectura literal también es de reconocimiento.
- En los textos cortos nos permite fijarnos en ciertos elementos externos, como el título, la dedicatoria (si lo hay), la presencia de palabras claves, la reiteración de frases y la organización de párrafos, líneas y versos.
- En los textos largos nos posibilita llegar:
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Al título de las obras (poesía, teatro y novela) y a la dedicatoria, si lo hubiere
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A los títulos de los poemas y cuentos, en caso de las antologías
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A la distribución y ordenamiento de capítulos, actos y escenas, en caso de la novela y la obra de teatro
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La segunda lectura: Inferencial
Esta lectura supone la anterior.
- Es un proceso de comprensión más profundo, donde se infiere, se analiza, se formula hipótesis.
- El lector aborda todo el contenido, también sus partes. Por ello, la lectura debe ser detenida, lenta, para poder descubir el significado que quiso transmitir el autor. Mientras lee, el lector debe encontrar señales e indicios que le permitan ir al significado que está tras lo evidente, de lo literal.
- Esta lectura también es una lectura de recursos.
- En los textos cortos, el lector debe inferir las ideas principales (tema) y ver qué recursos utiliza el escritor para plasmar esas ideas: personajes, alusiones históricas, la ironía, lo poético, entre otros recursos. Una operación que puede condensarse en esquemas de análisis.
- En los textos largos, es importante que el lector se detenga por partes: capítulos, escenas o estrofas, para inferir las ideas globales de las partes. La clasificación o suma de estas ideas globales lo conducirán al tema o a los temas centrales del escrito.
- La lectura inferencial es también un diálogo con el texto y con uno mismo, en base a preguntas para resolver dudas, reconstruir ideas, adentrarse más en la temática, entre otros aspectos. Ejemplos:
- ¿Qué idea o ideas ocultas se pueden inferir de esta parte del texto?
- ¿Hay una relación lógica entre estas ideas?
- ¿Qué pretende comunicar el autor?
En esta lectura, como en la anterior y en la siguiente, el lector puede valerse de dos herramientas:
- El subrayado para identificar ideas principales, recursos literarios, cotejar lo que se lee con lo que anteriormente fue leído, entre otros aspectos.
- Las notas al margen de las páginas (fichaje) para señalar causas y consecuencias, para escribir significados ocultos detrás de ciertos contenidos, anotar inferencias, relaciones autor obra, entre otros aspectos.
La tercera lectura: Crítica
Esta lectura supone las dos anteriores
- En esta lectura, se valora y se juzga el contenido analizado. Si es coherente o no, si está actualizado o no. Si es una lectura de aplicación al medio, al entorno personal del lector, a su trabajo, a la sociedad en general.
- En esta instancia podemos valorar el pensamiento del autor en relación a otras obras del mismo escritor.
- También podemos valorar el pensamiento del autor en relación a obras de otros escritores, por las marcas y huellas que hemos descubierto en el contenido (intertextualidad).
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