Por: Ruth Moya
“En los tiempos antiguos los cerros Tungurahua y Cotopaxi eran los amantes del cerro Chimborazo. En esos días el viejo Chimborazo andaba montado en un caballo blanco, envuelto en un enorme remolino de polvo. Al verlo pasar, la gente decía:
-¡Ahí va el viejo Chimbo!
El viejo viajaba a visitar a sus enamoradas, la Tungurahua (la mama Abuela) y la Cotopaxi.
Dicen que los cerros en nuestro alrededor eran dormilones. Por eso no tienen agua ninguno de ellos. A la hora que Taita dios entregó el agua, ellos dormían. Los dormilones hasta ahora están secos. Si no se hubieran quedado dormido, ahora nosotros tendríamos agua.
Al pie de los cerros Manquihua y Catitagua y en las partes altas de la quebrada Chulcu Huaicu hubiera habido agua. Los cerros Quinlli Urcu, Nitón Cruz Loma y Pato loma hubieran tenido lagunas.
Ahora estamos sin agua a causa de los cerros dormilones. Los demás cerros todos tienen agua; sólo los nuestros no tienen.
Tomados de: Urdimal Tiempo Munda 1975
Simbolismo y Ritual en el Ecuador Andino, Colección Pendoneros.