Cristina Velásquez 
Fuente oral: Marco Pineda
Recopilación: Dorys Rueda
Otavalo, enero 2016.
 
 
 José Mariano Pineda, un músico muy preparado de la ciudad de Otavalo, tocaba el acordeón en esas épocas de  romanticismo, en donde las serenatas de media noche enamoraban a las mujeres otavaleñas.

Él era un hombre muy apegado al Teatro Bolívar por sus años de preparación artística y siempre dejaba guardando sus instrumentos en este lugar, para los ensayos del siguiente día.

Un día, a Don Mariano se le hizo muy tarde para ir a guardar sus instrumentos en el teatro, sin embargo, sentía que era su deber ir a dejarlos en el lugar. Así que decidió salir caminando de su morada, ubicada en el barrio San Blas, a las 12 de la noche. En ese tiempo, no había muchos carros en el centro de la ciudad y las calles eran silenciosas. Una vez guardados los instrumentos en la antigua construcción, cerró bien las puertas, cogió la llave y comenzó a caminar de retorno a su casa. Pero de repente, alcanzó a divisar a alguien que salía del teatro Bolívar, situación que le pareció muy sospechosa y se dijo a sí mismo:

¿Cómo es posible, si dejé las puertas bien cerradas?

Entonces, entró en pánico y comenzó a apresurar sus pasos.

Cuando llegó a la iglesia San Francisco, el pobre hombre desesperado regresó a ver hacia atrás pensando que aquel ser misterioso ya no lo estaba siguiendo, pero para su mala suerte, el hombre estaba aproximadamente a 10 metros detrás de él y caminaba como borracho de un lado al otro sacándose la camisa, los pantalones, hasta finalmente quedar en calzoncillos.

No conforme con eso, su cuerpo comenzó a crecer y crecer. Se volvió un gigante que superaba los dos metros de estatura y empezaba hacer unos ruidos muy particulares y raros, similares a los de un chancho.

Al ver este cuadro tenebroso, don Mariano comenzó a correr hasta llegar su casa, golpeó la puerta con tal desesperación, que inmediatamente salió su esposa y le preguntó:
 
¿Qué te pasa? ¡Estás pálido!

Mariano contestó: Un gigante borracho salió del teatro y me persiguió hasta la iglesia San Francisco.

 

Ilustración:
Cortesía: Jorge Vinueza.
 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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