Había una vez un conejo muy picarón. Un día saltó a comer zanahorias del vecino.
El dueño cogió al conejo y le puso en la jaula y se fue contento al mercado para comprar aceite, papas y cebolla para preparar el almuerzo. El lobo goloso, al ver que estaba el conejo en la jaula, dijo: "Qué estás haciendo conejo?" El conejo respondió: "Yo estoy descansando". Dijo el lobo: "Bueno, pues". El conejo dijo al lobo: "Yo tengo carne y no puedo comer, porque yo como la hierba". El lobo dijo entonces: "Abre la puerta para yo comer, estoy deseando comer carne de borrego". El lobo tonto abrió la puerta empujando, pero como el conejo es vivo dejó encerrado al lobo y se fue corriendo al bosque. Llegó el dueño y solo encontró al lobo en la jaula. El dueño se asustó y le sacó de la jaula, pegando al pobre lobo tonto.
No seamos ansiosos ni envidiososo.
Leyendas y tradiciones de Guaranda, Historia y Cultura I. Concejo Municipal de Guaranda, 1998