PROVINCIA DE NAPO

 

 

 

Fuente oral: Fernando Suárez, Steven Suárez
Diciembre 2024
Adaptación: Dorys Rueda
Enero, 2025

 

Hace muchos, muchos años, en un lugar rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivía un gigante muy especial. Este gigante no era como los que vemos en los cuentos, grandes y ruidosos. Era un gigante tranquilo, que se escondía en los bosques de un lugar llamado Chalupas, entre Napo y Cotopaxi.

Un día, un joven llamado Fernando decidió ir a pescar con su papá y sus tíos a ese lugar tan lejano. Había oído hablar de lo bonitas que eran las truchas en el río y quería verlas con sus propios ojos. Como el camino era muy difícil, viajaron en vehículos especiales, casi como si fueran grandes carritos de montaña y se adentraron en un sendero rodeado de árboles y animales. ¡Era un viaje de aventura!

Al llegar al río, Fernando y sus tíos se pusieron muy contentos porque las truchas nadaban por todas partes. Pescaron muchas, unas grandes y otras pequeñas, pero Fernando, curioso como siempre, decidió explorar más. Se adentró en un bosque que parecía tener una puerta secreta. Allí, en medio de la tranquilidad del lugar, vio algo que nunca olvidaría.

Entre los árboles, apareció una figura extraña. Era un ser grande, con los brazos largos y un cuerpo cubierto de pelo marrón, como el de un borrego. Parecía como un hombre gigante, pero con un aspecto misterioso. Fernando se quedó sin poder moverse, mirando al gigante que, al darse cuenta de su presencia, comenzó a correr entre los árboles tan rápido que desapareció en un abrir y cerrar de ojos. El aire dejó un olor extraño, como si la tierra misma hubiera guardado un secreto.

Cuando Fernando volvió al campamento, les contó a todos lo que había visto, pero ellos no le creyeron mucho, pensando que era parte de la magia de la naturaleza. Sin embargo, él estaba seguro de lo que había visto. Años después, alguien más en un lugar lejano, llamado Píllaro, contó una historia parecida. Dijo que también había visto a un gigante en el bosque, igual que Fernando.

La lección de esta historia es que, en la naturaleza, hay cosas que no entendemos. A veces, los misterios que nos rodean son tan grandes y sorprendentes que solo podemos admirarlos con respeto. No siempre podemos ver todo, pero eso no significa que no exista. Y lo más importante: la naturaleza guarda secretos que, si los respetamos, nos enseñarán más de lo que imaginamos.

 

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
  • mailelmundodelareflexion@gmail.com
  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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