Comentario
La crónica podría comentarse desde varias aspectos. Se podría hablar, por ejemplo, del título: su brevedad y su significado simbólico en estrecha relación con el final de la narración. También, se podría examinar la voz narrativa, su configuración y el rol que cumple a lo largo del texto. Se podría, asimismo, explorar los distintos temas que aborda la crónica con el sello personal del escritor, en estrecha vinculación con los recursos literarios que emplea y por último, se podría analizar el espacio y el tiempo como elementos claves de la narración. Sin embargo, me centraré en la estructura del texto narrativo que es muy relevante, por cómo el autor ha dispuesto y ha organizado la historia que cuenta.
La crónica tiene un inicio, un desarrollo y un desenlace o conclusión.
Rubén Darío Buitrón presenta una entrada motivante para poner al lector en la situación inicial de la historia: lo que el narrador siente por la joven. También, para mostrar a sus dos personajes centrales (narrador y “ella”) y definir el escenario del relato: “Cuando digo que lo que yo sentía por ella no era amor sino un acto inmoral, entendí que los sentimientos, por consistentes que parecieran, fingen deslizarse por una delgada línea roja..” Presenta este inicio de manera directa, sin rodeos ni tapujos, lo que impacta al lector y lo vuelca de lleno en la lectura.
El desarrollo abarca una serie de sucesos y acontecimientos que revelan cómo son los personajes: su forma de actuar, su carácter y personalidad. El narrador siente algo profundo por la joven ("Solíamos hablar de todo…") y por eso le afecta tanto cuando “ella” le dice que él no tiene calidad moral para escribir sobre una temática escandalosa en ese tiempo. La joven parece corresponder este sentimiento ("Comentábamos. Reíamos. Y todo quedaba allí."), pero al confesar que el amor de ambos va contra las leyes de Dios (posiblemente porque ella era una mujer casada), se da el quiebre y se desencadena el conflicto entre el narrador y la joven. Estamos frente al “nudo” del relato.
En este momento surge la postura enérgica, vertical y crítica del escritor, que censura la sociedad que “ella” representa. Con dolor expone cómo la gente imputa a Dios lo que es más bien “miedo al qué dirán”, “temor al señalamiento social”, “posibilidad de que se disuelva el matrimonio como bien societario”. También se pregunta qué entendemos por moralidad e inmoralidad y critica cómo las estructuras sociales regulan la vida de los hombres. Asimismo, se interroga sobre las conductas y acciones que los seres humanos debemos cumplir o evitar, según los cuerpos normativos que determinan las instituciones sociales. Reprueba, de la misma manera, las normas de la jerarquía religiosa y su discurso respecto al celibato, aborto, machismo extorsivo y obediencia femenina. Denuncia, de igual forma, el silencio y la omisión de la iglesia frente a la pedofilia y la violación sexual. Pone en tela de juicio los conceptos religiosos de infierno y castigo para más tarde reparar en los conceptos tajantes que delimitan lo sacro de lo mundano y terrenal. Finalmente, condena las leyes inquisidoras y represivas para sostener el poder, cuestionándose a sí mismo en sus propias contradicciones.
La conclusión de la crónica se presenta entre el último párrafo y la línea final de la narración. El escritor presenta un cierre poco usual que resulta muy atractivo para el lector. No hay un desenlace concreto, el final es abierto. El cronista incita al lector a reflexionar, discurrir, cavilar y meditar en su propia realidad, a responder una pregunta que ha quedado suelta: si él, nosotros o todos, de alguna manera, somos inmorales.
Dorys Rueda
Rubén Darío Buitrón (Quito,1966)
Poeta, cronista, docente
Director de loscronistas.net
Autor de 12 libros
Director de La Otra Mirada
Periodista, narrador y poeta. En los ochenta formó parte del Taller de Literatura de la Casa de la Cultura, matriz, conducido por el novelista Miguel Donoso Pareja. Fundador del Taller y de la revista de creación La mosca zumba, de la que fue su director. Ha obtenido los siguientes reconocimientos: Tercer Premio Concurso Nacional de Cuento Diario Ultimas Noticias, Quito, 1985; Segundo Premio, III Bienal del Cuento Ecuatoriano "Pablo Palacio", 1995. También se ha hecho acreedor (1994, 1997) a dos premios nacionales de periodismo. Fue Editor General del diario El Universo, Editor General del diario Expreso y Editor de Información y Opinión del diario El Comercio. Ha sido docente invitado en las universidades UDLA, UTPL, USGP, ULEAM, entre otras y ha asesorado reestructuras editoriales y de diseño en los periódicos Correo, de Machala, El Norte, de Ibarra y El Tiempo, de Cuenca. En la contraportada de su primer volumen de cuentos, se señala: "con Instrucciones para llegar al orgasmo, Rubén Darío Buitrón Aguirre muestra una permanente búsqueda de nuevas formas expresivas y temáticas de las que no escapan ni las poderosas maquinarias ideológicas de la comunicación ni los mitos y tabúes cotidianos que ahora, más que nunca, es necesario irlos develando".
Es autor de los libros: Cuento: Instrucciones para llegar al orgasmo (Quito, 1987). Poesía: Este mundo gris lleno de ratas (Quito, 1997). Consta en las antologías: Libro de posta (Quito, 1983); Quito: del arrabal a la paradoja (Quito, 1985); III Bienal de Cuento "Pablo Palacio", Cuentos premiados (Quito, 1996); Crónica: Absurdos cotidianos (Guayaquil, 1998; Poesía: Esencias del apocalipsis (Guayaquil, 1999); Ensayo/testimonio: Periodismo por dentro (Quito, 2004, 2005); Poesía: Nada más profundo que tu noche (Manta/Quito, 2007, 2010); Periodismo: Veinte años del premio Jorge Mantilla Ortega (Quito, 2012), Crónica: Batallas personales (Quito, 2014); Poesía: Oscuridad de las luciérnagas (Quito, 2018); Poesía: Leve es la vida que nos queda (Quito, 2021).