Tus palabras tienen el poder. Toda la voz.
Dices orquídeas, pájaros, colores, campanas,
dices abrazos, futuros, convergencias, almas,
dices plegarias, besos, flores, emblemas,
dices esperanzas, rituales, seda, manzanilla.
Tus palabras tienen el poder. Toda la luz.
Escucho amor, sol, candelabros, maíz, tierra,
escucho caballos, nubes, libros, almohadas,
escucho vida, alimentos, lagos, guitarras,
escucho pasión, árboles, espejos, música,
escucho máscaras, hilos, mapas, incienso.
Tus palabras tienen el poder. Toda el agua.
Cuando me miras solo veo silencios sagrados.
Comentario
Dorys Rueda
Podría considerarse a la enumeración como un recurso de poca fuerza en la poesía, pero no es así. En el texto de Rubén Darío Buitrón, tiene una interesante complejidad.
Si bien hay enumeraciones ascendentes: orquídeas, pájaros, colores, campanas..., la gran mayoría son enumeraciones sin una “aparente” relación: caballos, nubes, libros, almohadas, vida, alimentos, lagos, guitarras... Justamente son estas enumeraciones, sin aparente relación, las que le sirven al poeta para:
1. Expresar y evocar una diversidad de realidades en pocas palabras.
2. Ajustar el equilibrio rítmico del poema.
3. Presentar un sorpresivo cierre poético: “Cuando me miras solo veo silencios sagrados”.