¡VIVE!
Me visto de sol cada mañana
aun cuando hay tinieblas
me visto del aroma de las flores
y no hay primavera
soy luz sin ser sol
brillo sin ser estrella
y aquel cuerpo vibra
embriagado de fuego.
Ese ardor que llevo dentro de mi alma
que sale de mi cuerpo al amarte
o en un simple toque de dos bocas
que frunce el ceño de alborozo
en el amanecer sonriendo bajo la aurora.
Vestida de sol en aquella oscuridad
o en mis tantos atardeceres
dejé de ser mortal, en aquella noche
que me inventaste del aire.
Guayaquil, 1976.