Una esquina no es un lugar
una esquina es solo la convergencia de dos ángulos con que rompe su monotonía la línea
es el cruce hacia otro mundo si el impacto se hace humano
(entre dos autos que se chocan)
Una esquina pueden ser cuatro
si se juega
si se dobla
si se ronda
o convierte en la manzana de disputa por el territorio en las pandillas
Es un radian recto obtuso agudo
o una arista de señales para transeúntes animales o viajeros
Es el letrero ansiado que muestra el camino a continuar
porque una esquina nunca es el final de un transito
Pero muestra el momento exacto para detenerse a olfatear el miedo
para tentar a la conciencia y acercarla a un torbellino de elucubraciones
de milésimas de imágenes aceleradas desde el ojo a la memoria
Es la cama del vagabundo diariamente recogida en los céntricos barrios
y la humanidad extendida en las aceras adyacentes
Una esquina es la perfecta excusa del maleante
del cuchillo o la pistola de los barrios más feroces
es el brillo de la hoja reluciente que invita hacia el despojo inclusive de la vida
Es atavió perfecto de quien se esconde a esperar la traición de la amada
sospechosa de otro encuentro
Una esquina es el borde de un parpado de larguísimas pestañas
Es un nervio al borde de la medula
Es el dolor palpitante de un omoplato en estrepitoso grito sobre el hombro
Una esquina es la ausencia de vagones al doblar la vía
La obsolescencia de letreros al final de los andenes de los trenes de Madrid
Es el lugar perfecto para expender o alquilar los más súbitos deseos
Una esquina es el tiro oblicuo de la cancha en el último segundo
cuando el milagro se ilumina en el estadio que un gol grita a voz en pecho
Es la magia dialogada de los años juveniles
cuando el abrazo o los ojos de un amigo remplazaban los me gusta de las redes
Una esquina es la comisura de una boca
que se abre lentamente
para esperar
un beso
(de De otros cielos y una luz al alba)
Siomara España Muñoz, 1976