NUESTRO JURAMENTO
No puedo verte triste, porque me mata
Tu carita de pena, mi dulce amor
Me duele tanto el llanto que tú derramas
Que se llena de angustia mi corazón
Yo sufro lo indecible si tú entristeces
No quiero que la duda te haga llorar
Hemos jurado amarnos hasta la muerte
Y si los muertos aman después de muertos
Amarnos más
Si yo muero primero, es tu promesa
Sobre de mi cadáver dejar caer
Todo el llanto que brote de tu tristeza
Y que todos se enteren de tu querer
Si tú mueres primero, yo te prometo
Escribiré la historia de nuestro amor
Con toda el alma llena de sentimiento
La escribiré con sangre
Con tinta sangre del corazón
Si tú mueres primero, yo te prometo
Escribiré la historia de nuestro amor
Con toda el alma llena de sentimiento
La escribiré con sangre
Con tinta sangre del corazón
Mientras viajaba, escuché la canción "Nuestro Juramento" de Julio Jaramillo, una melodía que siempre me ha conmovido profundamente por su carga emocional. Sin embargo, en esta ocasión, algo diferente capturó por completo mi atención: el tema del llanto. Mientras las notas de la canción resonaban, me encontré reflexionando sobre cómo las lágrimas, más allá de su papel como expresión de tristeza, se presentan como un vehículo de amor inquebrantable. Fue entonces cuando decidí profundizar en este tema.
En "Nuestro Juramento" de Julio Jaramillo, el llanto emerge como una manifestación profunda de un amor que trasciende las barreras físicas y emocionales, como un eco de lo que es eterno. Este llanto no se limita a ser una simple expresión de tristeza, sino que refleja la devoción y la promesa de una unión que va más allá de la muerte, una unión que permanece viva a través de los sentimientos compartidos. La frase "Me duele tanto el llanto que tú derramas" es una invitación a reflexionar sobre cómo el sufrimiento del otro se convierte en algo inherente al hablante, no algo ajeno, sino algo que forma parte de su propia esencia. El dolor de la separación, lejos de ser un momento pasajero, se convierte en una parte integral de su ser. La tristeza del ser amado ya no se percibe como algo distante, sino como una extensión de uno mismo. En este contexto, el llanto no solo une a los amantes en el sufrimiento, sino también en la comprensión mutua del dolor, un amor tan profundo que se comparte en cada emoción, en cada lágrima.
A medida que la canción avanza, el llanto se convierte en un símbolo de una promesa eterna. La promesa de derramar las lágrimas sobre el cadáver del amado, como se menciona en "Sobre de mi cadáver dejar caer / Todo el llanto que brote de tu tristeza", no es solo una reacción a la pérdida, sino un acto de devoción. Este llanto se transforma en un ritual sagrado que busca preservar la relación, incluso más allá de la muerte. Las lágrimas, lejos de ser un simple gesto de tristeza, se transforman en una forma de eternizar el amor, una manifestación de una conexión tan profunda que ni siquiera la partida del ser querido puede romperla. La tristeza que se derrama sobre el cuerpo ya no es solo un lamento, sino una confirmación de que el amor sigue vivo, que continúa viviendo en las emociones compartidas, a pesar de la muerte física.
El llanto también se convierte en una marca de permanencia, un testimonio que trasciende el tiempo. En la promesa de escribir la historia del amor con "tinta sangre del corazón", el llanto no solo refleja la efimeridad del sufrimiento, sino que lo convierte en una huella imborrable, en un testimonio tangible de una unión que sigue viva incluso cuando los cuerpos ya no lo están. La sangre, símbolo de vida, y la tinta, vinculada a lo escrito, nos recuerdan que el amor, reflejado en el llanto, no solo persiste, sino que se inmortaliza en los recuerdos, en las palabras y en los actos de quienes se aman. El llanto, entonces, no es solo un reflejo de la tristeza, sino un símbolo de la memoria, una travesía emocional que conecta a los amantes, trascendiendo la muerte y consolidándose como un testamento eterno de amor.
El llanto, en este contexto, también adquiere un carácter purificador y redentor. No es solo una liberación del dolor, sino también una forma de comunicación profunda, que va más allá de las palabras. En la canción, las lágrimas no son solo una respuesta emocional, sino un lenguaje propio que permite a los amantes seguir conectados incluso en la ausencia, superando las barreras de la vida y la muerte. Este llanto, entonces, se convierte en la única forma de transmitir lo que no puede ser expresado con palabras, una forma de comunicarse con el alma del otro, manteniendo vivo el amor aún en la separación física.
En suma, el llanto es un testimonio de que el amor verdadero no se limita a los momentos de cercanía, sino que perdura y se fortalece en la ausencia. A través de las lágrimas, el amor se reconfigura, trascendiendo la presencia física y demostrando que su esencia es inmortal. Este llanto refleja cómo, incluso en el dolor y la separación, el amor sigue vivo, nutriéndose de la memoria, la promesa y la devoción.
Dorys Rueda, Reflexiones personales, 2025.