Dorys Rueda

 

Los refranes y dichos populares son mucho más que frases cotidianas. Son reflejos de nuestra identidad cultural, herencias que se transmiten de generación en generación, cargadas de sabiduría, ingenio y creatividad. Estas expresiones capturan la esencia de una sociedad, encapsulando en pocas palabras una historia, un valor y un aprendizaje profundo.

Recientemente, en una de mis clases, propuse a los estudiantes un ejercicio curioso: mantener un diálogo informal donde todo lo dicho debía ser acompañado por un refrán. El propósito iba más allá de la diversión; buscaba explorar cómo estas frases no solo revelan comportamientos y creencias, sino que también nos conectan con la esencia de nuestra cultura.

Desde la fila de atrás, Roberto, con su energía característica, comenzó: “Seguro que esta clase será ‘plena’, profe. Así que ‘pongámonos las pilas’ y enfoquémonos, porque ‘quien mucho abarca, poco aprieta’" Sus palabras nos invitaban a reflexionar sobre la importancia de la paciencia y la concentración, tan esenciales para caminar por la vida.

En ese momento, Jorge, con una sonrisa cómplice, intervino: “¡Qué goce! Hoy me levanté temprano porque mi mamá me dijo: ‘A quien madruga, Dios le ayuda’. Yo, ‘sin perder la cabeza’, le respondí: ‘Ok, ‘a mal tiempo, buena cara’.” Este intercambio, simple pero lleno de sabiduría, mostró cómo los refranes nos acompañan en los momentos cotidianos, brindándonos consuelo y fuerza.

La clase continuó entre risas y reflexiones con expresiones como “estar como chancho en lodo” o frases que no solo denotaban el dominio de estos dichos, sino que también evocaban la memoria colectiva de nuestros mayores, quienes, con su astucia, han logrado impregnar de significado a la vida cotidiana.

Al final, Susana compartió una reflexión que resonó en todos: “La creatividad y el ingenio ecuatoriano se revelan a través de estos dichos. No son solo palabras, son un puente hacia nuestra historia, nuestra cultura, nuestra forma de ser. Representan a un pueblo que, a lo largo del tiempo, ha transformado su sabiduría en algo tangible, algo que vive en cada uno de nosotros”.

Los refranes no solo pertenecen al lenguaje; son la memoria colectiva que nos une, un vínculo que conecta generaciones y nos recuerda quiénes somos. Son enseñanzas que no se aprenden en los libros, sino en las conversaciones compartidas, en los momentos vividos junto a la familia. Nos enseñan lecciones que perduran a través del tiempo, dando forma a nuestra identidad.

Hoy más que nunca es esencial recordar que nuestra identidad no solo se construye con lo que decimos, sino también con la forma en que lo decimos. Los refranes son ese eco del pasado que sigue vivo, enseñándonos, en su simplicidad, lo valiosa que es nuestra cultura. Al utilizar estas expresiones, no solo transmitimos una idea, sino que perpetuamos nuestra historia, nuestro legado, nuestra esencia como pueblo.

 
 
Dorys Rueda, Reflexiones personales, 2025.
 
 

 

 

 

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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