Angee Alejandra Gudiño Viñanzaca
Ibarra

 

"El hombre es un ser complejo, hace que los desiertos florezcan y que los ríos mueran"

 

Cuando pensamos en la pandemia, sentimos una mezcla de emociones, sobre todo miedo, pero, ¿alguna vez reflexionamos acerca de su origen?

El origen está en nosotros, el poco respeto que le tenemos a la naturaleza, a la sociedad y en general a lo que nos rodea. Este poco respeto provocó el nacimiento del miedo.

Eres nuestro enemigo:

Cambiaste por completo nuestras vidas, la forma en que pensábamos y actuábamos.

Nos arrebataste a los seres queridos, a los que más amábamos. No distinguiste raza ni clase social, tampoco buenos o malos.

Volviste la economía del mundo un caos; provocar pobreza y hambre.

Abriste paso a la injusticia ya la corrupción. Robaron el dinero al pueblo, la medicina y lo que se necesita con urgencia.

Nos infundiste de miedo. Nos asecha el temor de viajar en transporte público.

Generaste pánico social. Nos cuesta acercarnos tranquilamente a la gente. Es cosa del pasado un abrazo, un beso…

Dejaste secuelas tumbas. No será fácil nada volver a retomar la vida como la conocíamos, un proceso muy lento que nos llena de ansiedad e incertidumbre.

Nos quitaste la tranquilidad; ahora las enfermedades comunes son el estrés y la ansiedad.

Has quitado el trabajo a miles. La gente está desesperada porque no puede alimentar a sus familias.

Nos has separado de todos los que amamos, no podemos hacerles una pequeña visita o pasar tiempo con ellos. Se siente esa horrible inseguridad y temor de contagiar a los nuestros.

Arruinaste compromisos, eventos, viajes, trabajo, estudios. Truncaste muchas metas y convertiste las calles en un escenario de terror. El miedo al contagio se siente en el aire, en la incomodidad, en las miradas de la gente aterrorizada.

Tu presencia es buena

Porque aprendimos a valorar la vida, lo que tenemos, nuestra familia, nuestras actividades diarias.

Hiciste que la libertad tenga un gran significado, si antes era tan solo una palabra, ahora es un tesoro muy valioso.

Fuimos testigos de que nuestra valiosa capa de ozono se recuperó.

Nos dio tiempo suficiente para dedicarnos a lo que más nos gusta, nuestros pasatiempos; despertó nuestra creatividad, muchos pintan, cantan, bailan, otros leen, escriben y lo disfrutan.

Les dimos paz a los animales, tomaron las calles como suyas, disfrutaron cada minuto de silencio sin nosotros, cada pedacito de nuestra tierra, el agua se volvió cristalina.

Hiciste que aflorara la bondad y la empatía, al ver tanta gente en una muy mala situación o animales en situación de calle, varios decidieron dar una mano amiga a los más necesitados.

Hiciste que nuestra alimentación se vuelva más saludable al estar en casa.

Las enfermedades virales como la gripa, la hepatitis, entre otras se redujeron notablemente gracias al uso de la mascarilla, al no estar en contacto directo con nadie no era posible el contagio.

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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