ARGUMENTO
La obra se inicia con el encuentro de Virgilio con Dante, quien se había perdido en una selva. Virgilio le cuenta que llega en nombre de Beatriz y se ofrece para guiarlo, en la travesía por el mundo de ultratumba.
PARTE I: EL INFIERNO
Esta parte es la más conocida de todas. Dante es testigo de los castigos y suplicios más tenebrosos que sufren los condenados.
El Infierno es un espacio arquitectónico conformado, según la gravedad de las culpas. Está dividido en nueve círculos, que descienden y se van estrechando, hasta el centro de la tierra.
Los círculos van desde los pecados más leves hasta los más graves. Entre los condenados están contemporáneos suyos, que pertenecen a diferentes esferas, como la política, la religión y la cultura. También, aparecen grandes personalidades de la historia y seres mitológicos, como cerbero, minotauro o los centauros.
En el primer círculo está el Limbo, donde están los que no fueron bautizados y murieron sin conocer la fe.
En el segundo círculo aparecen los lujuriosos de la carne.
En el tercer círculo están los glotones.
En el Cuarto círculo aparecen los pródigos y avaros.
En el quinto círculo están los coléricos y perezosos.
En el sexto círculo aparecen los herejes y ateos.
En el séptimo círculo están los violentos, separados en tres recintos: Los violentos contra el prójimo y contra sí mismos, los violentos contra Dios y los violentos contra la naturaleza,
En el octavo círculo aparecen las diez especies de fraudulentos: los seductores, aduladores, simoníacos, adivinos, barateros, hipócritas, atracadores, sembradores de discordias, escandalosos y calumniadores.
En el Noveno círculo están los traidores, separados en cuatro recintos: los traidores a los parientes, a la patria, a los anfitriones y a los benefactores.
PARTE II: EL PURGATORIO
Dante, acompañado de su maestro Virgilio, sale del terrorífico Infierno, para continuar su recorrido por el Purgatorio: una zona intermedia entre el Infierno y el Paraíso, donde las almas purgan sus pecados, que en su mayoría son de tipo moral.
El Purgatorio está situado en una isla, en el Hemisferio Sur del globo terrestre. Tiene forma de un cono truncado, una especie de montaña con precipicios a su alrededor. Está estructurada por nueve círculos. En cada uno, las almas redimen un pecado capital, se purifican para poder entrar al Paraíso. Cada círculo es custodiado por un ángel.
En la base del cono está el Antepurgatorio (dos círculos): una playa a donde llegan los que murieron violentamente, los excomulgados y los que esperan morir para arrepentirse. Son almas que sufren, que no pueden ingresar todavía a los círculos de expiación.
Los poetas llegan a la puerta del Purgatorio, donde se encuentran con el ángel custodio, quien les deja entrar, atendiendo a sus ruegos.
En el primer círculo se purga el pecado de la soberbia, por ello, las almas, soportan gran peso en sus espaldas.
En el segundo, se expía el pecado de la envidia. Las almas están cubiertas de silicio y sus ojos están cosidos con alambre.
En el tercero, cuarto y quinto círculos se expían los pecados de la ira, la pereza y la avaricia.
En el sexto círculo se expía el pecado de la gula: las almas aparecen mascando aire, frente a un florido árbol de frutos.
En el séptimo círculo se expía el pecado de la lujuria.
Finalmente los poetas llegan a la cima de la montaña del Purgatorio y se dirigen al Paraíso. Dante, gradualmente, a través del Infierno y el Purgatorio, ha redimido sus culpas.
En la entrada del Paraíso aparece Beatriz. Virgilio se aleja, mientras el poeta, de la mano de Beatriz, empieza su recorrido por el paraíso.
PARTE III: EL PARAÍSO
El Paraíso está dividido en nueve cielos y en la Ciudad de Dios. Está localizado en el centro del universo y se lo representa, como una rosa, en cuyos pétalos se encuentra un alma y en el centro, Dios. En los cielos habitan los seres que se han salvado y están agrupados, según las virtudes que poseen.
Los siete primeros cielos llevan el nombre de siete planetas (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno) y representan las siete virtudes teologales: la fortaleza, la justicia, la templanza, la prudencia, la fe, la esperanza y la caridad. El octavo y noveno cielos son las puertas que conducen a Dante y a Beatriz, a la ciudad de Dios (El Empíreo).
El Empíreo o Ciudad de Dios está fuera del sistema celestial de los cielos. Es intemporal y encierra, a su vez, a todos los cielos. El poeta, cuando llega al recinto puede contemplar la esencia divina. Entonces, ruega a Dios que le conceda el don de escribir algo sobre la majestuosidad de su gloria.