La poesía épica es un género literario, donde el poeta presenta los hechos legendarios o ficticios, en un tiempo y en lugar determinado. Este género se subdivide en subgéneros menores, como la epopeya, el cantar de gesta y los poemas épicos.
Los poemas épicos eran narraciones en verso de carácter heroico, que cantaban la vida de personajes importantes y los acontecimientos más sobresalientes de la vida nacional, que debían ser conocidos y divulgados. Los poemas más antiguos son La Ilíada y La Odisea, de Homero, poeta griego que exaltó en sus obras, el carácter y los valores de su pueblo.
Esta poesía, en Europa de la Edad Media (siglos V-XV), se la conocía, como “cantar de gesta” y era transmitida oralmente, por los juglares, quienes viajaban de un lado a otro y recreaban al público, con estas narraciones.
Estas composiciones eran anónimas y de tinte popular. Entre las más conocidas están: Sagas (Escandinavia, 930), La Canción de Roldán (Francia, 1080), El Cantar del Mío Cid (España, 1140) y El Cantar de los Nibelungos (Alemania, 1200).
El Cantar del Mío Cid es el texto más antiguo de la poesía heroico-popular, en lengua española, que nos ha llegado casi completo. De autor anónimo, exalta las hazañas de los últimos años de Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como El Cid Campeador.
En cuanto a su composición, los especialistas no coinciden en una fecha exacta. Recogemos el criterio del crítico español, Menéndez Pidal, quien manifiesta que pudo ser escrita por dos juglares. Uno, oriundo de San Esteban, hacia el año 1140, que conocía bien la zona y que por ello, se le atribuiría la autoría de la parte histórica del poema. El otro sería un juglar posterior, nativo de Medinaceli, que conocía bien el lugar y por esta razón, se le atribuiría el aporte de los elementos fantásticos del texto.
EL CONTEXTO
Este cantar de gesto se ubicaría, según la crítica, en la primera mitad del siglo XII, alrededor de 1140 y debió extenderse por medio de la tradición oral, a través de los distintos juglares que lo recitaban.
LA OBRA
ESTRUCTURA
El poema está estructurado en tres cantares. Cada uno, dividido en tres partes:
Cantar I: El destierro
• La partida del Cid al destierro
• Toma de Castejón y Alcocer
• Batalla con el conde de Barcelona
Cantar II: Matrimonio de las hijas del Cid
• Entrada del Cid a Valencia
• Yusuf, rey de Marruecos, asalta a la ciudad
• Reconciliación del Cid con el rey. Nupcias de las hijas del Cid
Cantar III: La afrenta de Corpes
• Defensa de Valencia
• La afrenta
• Las cortes de Toledo
TEMAS PRINCIPALES
Algunos críticos identifican como tema central, las virtudes de un héroe nacional, que sobresale por su valentía, solidaridad, desinterés, justicia, amor a la familia, sentido del honor y fidelidad al rey.
Hay otros críticos más modernos que hablan de tres temas fundamentales: el poder, la honra y justicia.
El poder, por un lado aparece en los estratos altos de la sociedad y se la ejerce con las clases menos acomodadas. La ejerce, primero el rey, que estaba en la cumbre de la pirámide social y luego, la clase noble, formada por los nobles de abolengo, los advenedizos (que se volvieron ricos) , los condes, los cortesanos y los ricoshombres (Infantes de Carrión).
En la obra, el Cid es humillado públicamente por el rey, cuando lo destierra, por las intrigas de sus nobles cortesanos. No sólo se ve obligado a dejar su tierra y su familia, sino que se convierte en un excluido de la sociedad. Otra humillación la padecerá por obra de los Infantes de Carrión, dos jóvenes nobles, que por vengarse del héroe, azotan, con extrema furia, a sus esposas, las hijas del Cid.
Por otro lado, el tema del poder está presente en el ascenso del Cid. Un hidalgo, de clase social menos elevada, (en comparación a los nobles, a los condes y a los ricos hombres), que logra alcanzar una posición social privilegiada, gracias a su esfuerzo personal y al prestigio y riquezas, que logra en las contiendas.
El tema de la honra y la justicia están íntimamente ligados y aparecen con fuerza alrededor del héroe. El Cid, al ser desterrado, pierde su honra. No por ello, se vuelve enemigo del rey. Al contrario, le es fiel a su señor y a él le entrega las ciudades que toma y los botines que se adjudica. Cuando el monarca finalmente le perdona, se hace justicia y su honra es restituida.
Más adelante, ambos temas vuelven a presentarse, en torno al Cid. Los Infantes de Carrión, yernos del héroe muestran su cobardía, por un lado, cuando ven al león, frente a ellos y salen despavoridos a esconderse, mientras el Cid domina al animal sólo con la mirada. Por otro lado, cuando vuelven a huir, durante la batalla contra los moros.
Los jóvenes buscan vengarse del Cid, por el valor y el coraje que siempre muestra. Llevan a las hijas del héroe a sus tierras y allí, en el robledal de Corpes, las golpean y las abandonan. El héroe, enterado de la afrenta, quiere que su honra le sea restituida. Envía a uno de sus hombres a pedir justicia al rey. Los Infantes son castigados, la justicia finalmente triunfa y la honra del Cid es reparada. Las jóvenes contraen nupcias, con los Infantes de Navarra y Aragón.
PERSONAJE PRINCIPAL
Rodrigo Díaz de Vivar, También llamado Cid Campeador, es el héroe épico de la obra. Por los comentarios intrigantes de ciertos cortesanos, es desterrado por el rey Alfonso VI. En el destierro, lejos de enfrentar al monarca, se dedica valerosamente, a reconquistar tierras españolas, que estaban en poder de los moros, para devolverlas al reino. Es un personaje que representa el ideal del caballero español de la época: valiente, honesto, desinteresado; el mejor padre, esposo y amigo; y ante su señor, el más fiel y leal de los vasallos. Es temible en las batallas, pero también muestra bondad y generosidad, con sus enemigos, como lo demuestra, cuando aprisiona a don Ramón Berenguer (Conde de Barcelona) y lo suelta, porque éste se había negado a comer por tres días.
PERSONAJES SECUNDARIOS
Hay una amplia gama de personajes secundarios, por esta razón, hemos seleccionado sólo una parte representativa:
Alfonso VI, rey de Castilla y de León: Es severo y arbitrario, cuando ordena el destierro del Cid, por una acusación que no ha probado. Su actitud cambia, cuando empieza a recibir los presentes que le envía el héroe.
Los Infantes de Carrión: Diego y Fernán González son dos jóvenes nobles, ambiciosos, que presumen de su linaje y desdeñan la estirpe del Cid. Sin embargo, contraen nupcias con las hijas de éste, por las riquezas que posee el padre. No poseen sentimientos nobles, golpean sin piedad a las hijas del héroe y luego, las abandonan.
Doña Jimena: Mujer virtuosa, esposa del héroe. Permanece fiel al Cid.
Pedro Bermúdez: Es el pariente más joven del Cid. Lo acompaña en el destierro. En las cortes de Toledo, se enfrenta a Fernán González a quien vence.
Doña Elvira y Doña Sol: Las hijas del Cid son ultrajadas por los Infantes de Carrión. Su honor se reivindica, cuando Los Infantes de Navarra y Aragón les piden en matrimonio.
Álvar Fáñez: Llamado también Minaya, es un pariente cercano del héroe. Es el líder más valiente del ejército del Cid, La mano derecha del Campeador.
Muño Gustioz: Desde pequeño, estuvo al servicio del Cid. Le muestra lealtad, acompañándole al destierro. Después de la afrenta, en nombre del Cid, pide justicia al rey.
Martín Antolinez: Hombre fiel del Cid, que se destierra voluntariamente para acompañar al héroe. En las cortes de Toledo, se enfrenta a duelo con Diego González, a quien vence.
Yusuf: Rey de Marruecos, sometido por el Campeador.
Búcar: Rey de Marruecos, encuentra la muerte en manos del héroe.