Por: Dorys Rueda
Eurípides, junto a Esquilo y Sófocles, es uno de los tres grandes dramaturgos que sobresalen en la Grecia Clásica. Es una de las figuras artísticas más complejas de Antenas, muy criticado por sus obras, que conmocionaron y escandalizaron al público de su época. En ellas, cuestionó el orden establecido, trató de manera distinta las historias del pasado, desmitificó las figuras heroicas y humanizó a sus caracteres, presentándolos como hombres y mujeres, con sus virtudes y defectos. Creó también, personajes escépticos que dudaban de la justicia y de las viejas creencias míticas y religiosas, mostrando mujeres fuertes, desconcertantes y controversiales, que se apartaban del modelo tradicional y familiar. Figuras, que defendían, según el crítico español Carlos Gual, una dignidad personal femenina, un derecho a ser consideradas, tan humanas, capaces de sufrir y actuar como los hombres. Por ello, las obras del autor, en comparación a las de Esquilo y Sófocles, son más cercanas al teatro actual.
EL ESCRITOR
Eurípides: Hay pocos datos ciertos sobre su vida. Posiblemente, nació en Philys, pueblo de Ática, entre los años 484 al 480 a.C. Perteneció a una familia noble y adinerada, y gracias al patrimonio heredado de su padre, pudo dedicarse sin preocupaciones a la literatura.
Fue amigo de Prótagoras y Herodoto. También tuvo trato con Sócrates, pensadores que no eran bien vistos por los tradicionalistas atenienses, por ser la expresión más clara del pensamiento libre, por las reflexiones que vertían sobre el origen de las cosas, la constitución del estado y la existencia de los dioses.
Eurípides entró en los concursos con una de sus primeras obras, llamada: Las hijas de Pelias (455 a.C.), que ganó el tercer puesto. Una tragedia en la que aparece Medea, un personaje que retomará el autor más adelante.
Tuvo poco contacto con su público y fue criticado por la vertiente crítica de sus obras. Se dice que era de temperamento huraño y prefería la soledad y el aislamiento para dedicarse a la lectura y a la creación.
Durante 50 años, Eurípides compartió la escena teatral de Atenas con Sófocles, su gran rival. Escribió alrededor de 92 tragedias, de las que se conservan solamente 18. Entre sus obras más importantes están: Medea, Hipólito, Andrómaca, Electra, Las Troyanas, Orestes e Ifigenia en Áulide.
Aristóteles, en su obra Poética, calificó a Eurípides como el “más trágico de los trágicos". Dijo que si Sófocles representaba a los hombres tal como deberían ser, Eurípides los mostraba tal como eran.
A diferencia de Sófocles que ocupó cargos políticos, Eurípides se mantuvo al margen de la vida pública en Atenas. Al final de su vida, cansado de las calumnias y de la forma injusta que lo trató su público, se recluyó en Macedonia, donde se dice fue consejero político del rey Arquelao. Allí murió, en el año 407 a. C., pocos meses antes del fallecimiento de Sófocles.
EL CONTEXTO
La Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.) fue un conflicto militar de la antigua Grecia, entre dos ciudades: Esparta y Atenas. Una guerra en que participaron todas las ciudades griegas, a favor de uno u otro bando. La etapa final de esta contienda es conocida como la Guerra de Decelia (413-404 a.C.), donde Esparta, ayudada por los persas, derrota finalmente a Atenas.
Eurípides, ateniense, es un fiel representante de esta época de crisis, donde Atenas pasa de un estado de esplendor a un estado de sometimiento y Esparta se erige como el mayor poder de Grecia.
LA OBRA
TEMA PRINCIPAL
Algunos críticos aseveran que Eurípides busca transmitir en su obra la unión que debía existir entre los griegos, en un momento de la historia en que se desestructuraba la paz en Atenas, una época de contradicciones en el orden social, político y religioso.
Otros críticos subrayan, que la idea que subyace a lo largo de la obra tiene que ver con la patria, con los deberes hacia ella, con la ciudad-estado, con sus leyes. De ahí que Agamenón anteponga sus deberes como jefe de la flota griega, a las obligaciones que tiene como padre. La muerte de Ifigenia pasa a segundo plano. Lo importante es el objetivo que persigue el pueblo griego, que está sobre la vida de cualquier ciudadano, sobre la familia y sobre cualquier otra cosa.
PERSONAJES PRINCIPALES
AGAMENÓN: Es el rey de Micenas, padre de Ifigenia y Orestes, y comandante en jefe de los ejércitos de todas las regiones de Grecia. Es un personaje de grandes ambiciones, que se mueve en un mundo de vaivenes y tormentos. Por un lado, sus sentimientos de padre y por el otro, la razón, lo que el deber exige de él, como jefe la armada.
Se muestra cruel y egoísta, cuando envía, con engaños, por su hija. Luego, se arrepiente ante la decisión tomada y quiere anularla, pero es detenido por Menelao. Siente miedo de la reacción de sus hombres y de las consecuencias que tendría su negativa, si él se niega a sacrificar a Ifigenia. Sigue, entonces, con el plan y oculta sus verdaderas intenciones, cuando arriba su familia al campamento. Cuando se sabe la verdad, no cede ante las súplicas ni Clitemnestra ni de Ifigenia.
IFIGENIA: Es la joven hija de los reyes de Micenas. Llega al campamento griego engañada por su padre, para una supuesta boda con Aquiles. Es un personaje que evoluciona sorprendentemente durante la obra. Al inicio, cuando conoce la verdad, suplica a su padre piedad y clemencia. Al final, deja de aferrarse a la vida, porque racionaliza las circunstancias, volviéndose consciente de su deber. Sabe que su vida no significa nada, frente al destino de Grecia, por ello, decide libremente entregarse al sacrificio. Esta actitud heroica y gloriosa del personaje es premiada por la diosa Artemis, quien la salva de la muerte, al colocar a una cierva, en su lugar.
CLITEMNESTRA: Es la reina de Micenas, esposa de Agamenón y madre de Ifigenia y Orestes. Por su rol de mujer, destinada al hogar, no tiene relación alguna con la política, por lo que no entiende las razones de Agamenón, para ir sobre la vida de la hija de ambos. Trata de persuadirlo, pero no lo logra. Sólo encuentra algo de consuelo, cuando le cuentan cómo Ifigenia fue sustituida por una cierva.
AQUILES: Es el héroe legendario de la guerra de Troya, un semidiós, hijo del mortal Peleo y de la diosa Tetis. En la obra se muestra sensible, capaz de compadecerse de la situación de la madre y la hija. Es noble, al comprometerse a evitar la inmolación de la joven, aunque en el fondo sabe que no puede irse contra los designios del oráculo, porque sus hombres no lo permitirían.
PERSONAJES SECUNDARIOS
MENELAO: Es el rey de Esparta, esposo de Helena y hermano de Agamenón. Es un personaje que tiene claro su propósito: Ir a Troya y arrasarla, ir y recuperar a Helena, ir y recuperar el honor perdido. No duda entonces en sacrificar a Ifigenia, tampoco entiende las constantes vacilaciones de Agamenón, para cumplir con su deber como jefe de la flota griega. Es frío y no llega a conmoverse verdaderamente por la suerte de Ifigenia.
ANCIANO: Al igual que Menelao, se mueve entre dos polos. Es leal siervo de Agamenón, capaz de llevar a cabo la misión que le había encomendado. Pero también es capaz de delatarlo, de descubrir ante Clitemnestra y Aquiles, las verdaderas intenciones del rey.
MENSAJERO: Agamenón envía a un mensajero para traer a Clitemnestra e Ifigenia, al campamento griego. Un mensajero es también el que le cuenta a la reina, lo que ocurrió en la inmolación de su hija.