VIRUS
La bitácora de la existencia de un virus se queda en la memoria
huir con el equipaje a cuestas
desgarrado el destino,
la proximidad, el fuego como los conocimos
sentencia feroz,
blues fatídico
ninguna de nuestras acciones dejará de estar impregnada del velo
de la pandemia
darnos manantiales.
virtudes,
manos briosas
negándonos a ser cronistas de lo triste,
serlo del modo menos pensado
MORTAL
La ventana deja ver otra clase de encierro,
el que está impregnado en el aire, en los coches, en las personas,
en las paredes, en el asfalto, en la lluvia, en el sol
es, puede ser, una sensación,
algo que nos cobija o nos mancilla
en la estancia se quebraron los platos, las copas, las tazas, los recuerdos,
los libros donde las ganas también son un gotero
al azar vuelan las hojas
Leonard Cohen describe a su vocación poética como
el «mandato de Dios de entrar en la oscuridad»
la muerte ha cortado nuestros días con tanta osadía, fiereza, maldad, egoísmo
aunque el tiempo transcurra hay un hecho, una persona, un puñado, un dibujo libre, un amor, una mujer, un abrazo, un espacio, la seducción de algún desmadre, la desnudez de los fuegos, el empeño en negarse, la luz de los cuerpos,
su movimiento, un poema
que serán irrecuperables y cada vez significarán algo distinto,
una encrucijada
en el fondo de un tubo blanco
su tenue reflejo,
con dos salidas,
suficientes.
AFLICCIONES
Aflicciones adversas
los escombros se confunden,
nos vamos doblando ante su fuerza
por lo menos en la lumbre
la ceniza se convierte y cae
mudanzas diarias
se anidan anhelos,
atisbos,
destellos a media luz
un equilibrista en la intemperie del azoro
un hombre extraviado
en un cuerpo irreconocible
desde el límite de la convivencia indómita,
certezas cubren el latido
vale reírse de uno mismo
crear desde la realidad propia,
irrealidades genuinas,
con lo que conlleva tremendo viaje.
CALLES APARTADAS
La luz a esta hora, 5 y 11 de la mañana, es sigilosa y abierta,
el barrio todavía duerme
y eso en cierta medida es una ventaja
gira con pausas transparentes el espectro
que por momentos nos mira
amanece
son minutos de una congoja especial
como leer por primera vez algo que nos maraville
Robinson Crusoe sin Viernes
sin isla, sin mar
la retina restaurada en el sueño de fondo
los márgenes haciéndose trizas
el impulso
malabarista de calles apartadas
las voces de los vecinos incorporándose al día
al frente hay un hospital y suceden muchísimas travesías
y desencuentros
el toque de queda
un asunto de desmemoria
cabe tomar precauciones
cada uno en una frecuencia
cercana al improperio, al miedo, a la indiferencia
la vida discurre con el pulso afectado
lo sentimos en la hora que se escapa indetenible
el mundo entre las manos
mandiobra potente
me levanto,
pienso que escribo esto para ti
y que ese hecho es un hallazgo particular
un rostro de colores
no cobrando vida, inventándola
en azules madrugadas
el canto de los pájaros
perdido en la rocosa ceniza
de una ciudad abrupta.
DILEMA
Años y años de aquella costumbre
fueron borrados de un plumazo
un buen día
devorados por la devastación
ahora son una imagen
menos compacta
potencial
suprimida
violenta y enigmática.
atisbar el horizonte clamoroso
sanar herida de una guerra
jamás antes vista.