Por: Dorys Rueda 

 

No es lo mismo leer una novela que un editorial.

Los textos de lectura son de diversa índole. Hay textos literarios, artículos de prensa,  revistas e informes científicos, entre otros. Leemos con diversos fines.

Leemos para buscar una información, para aprender algo nuevo o simplemente para deleitarnos. Las estrategias de lectura en uno y otro caso no son las mismas. No se puede leer del mismo modo, un cuento que una noticia  periodística.

En ese caso, abordaremos exclusivamente la lectura crítica de una obra literaria. Entendiéndose como texto literario a una obra completa,  un poema, un pasaje o un fragmento, en distintos géneros literarios, como la narrativa,  la poesía o el teatro.

La lectura crítica es un arte, un acto de reflexión, de valoración, de juicio personal  que desarrolla nuestro pensamiento y  a la vez nos sensibiliza,  nos ayuda como personas, aumenta nuestro bagaje cultural, nos hace más conscientes de la realidad,  nos aproxima a una manera de ser del mundo, y  despierta nuestra creatividad y nuestra capacidad de observación.   

La lectura vista así, es una lectura crítica, donde se analiza y se interpreta  los contenidos y  significados  de un texto literario. Fases que no se desarrollan  de la noche a la mañana, que requieren tiempo y ejercicio constante, y exigen un lector activo, que participe de la lectura, que por un lado, reconozca y analice lo explícito de un texto, y por el otro, descubra y desentrañe lo implícito que está detrás de lo evidente.

No es una tarea muy sencilla, porque todo texto, por muy simple que parezca  tiene un contenido explícito y un contenido implícito. El contenido explícito, está allí y posiblemente no nos dé ningún trabajo identificar, pero tras éste hay  sentidos ocultos que a veces no lo vemos con claridad, que demanda nuestro esfuerzo y nos obliga a pensar, a reflexionar, a dilucidar.  Le compete al crítico, entonces,  desvelar estos sentidos ocultos.

Carlos Reis establece la diferencia entre el análisis y la interpretación. En opinión del autor, el análisis es el estudio de cada elemento constitutivo de un todo (texto literario) y de la relación que se establece entre las distintas partes. El análisis debe ir  más  allá de la simple enumeración y descripción (Cfr., Carlos Reis, Fundamentos  y Técnicas de Análisis Literarios, Madrid, Gredos, S.F.).

Esta fase analítica se complementa con una siguiente: la interpretación, que es hermenéutica y se fundamenta en el proceso de análisis Una fase que se dirige al descubrimiento de los sentidos insinuados y ocultos en el texto (aunque no de todos) con relación a los elementos revelados por el análisis.

Dos fases complementarias y entrelazadas que no aparecen separadas de manera radical en la obra literaria y que el autor únicamente lo maneja desde el punto de vista teórico. De hecho, siguiendo al autor, cuando hablemos  de lectura crítica, nos referiremos a los dos aspectos: al análisis y a la interpretación.

Ahora bien, ¿sólo los eruditos pueden realizar una lectura crítica de un texto literario? No, en absoluto. Pero el lector debe estar bien equipado:

  1. Debe poseer  la información necesaria sobre el autor: vida, obra, estilo.
  2. Debe conocer aspectos importantes sobre la época al que pertenece el escritor (contexto) y el género en que escribe.
  3. Debe tener los conocimientos básicos acerca de los elementos constitutivos de la obra literaria, según su género: Por ejemplo, en la novela: los personajes, los espacios, las voces  narrativas, la estructura, el tiempo, el espacio...

EL QUÉ Y EL CÓMO

Es importante saber el qué de la lectura crítica, pero también el cómo. Es decir,  antes de emprender la lectura, saber qué vamos a leer (si se trata de una novela, un cuento, un poema o un ensayo) y qué estrategia vamos a utilizar, porque los distintos textos nos exigen distintas habilidades.

¿ES IMPORTANTE LA PRÁCTICA?

Por supuesto, mientras más leemos, más comprendemos y la tarea de análisis del texto literario se vuelve más simple.   Mientras más intercambiemos opiniones con el profesor y con nuestros compañeros de clase a través de actividades escritas y orales, al interior y fuera del aula, más fácil será nuestro acercamiento a la obra.  

Debemos leer para aprender a leer, aprender a leer para aprender a interpretar

 El diálogo es parte vital en la lectura crítica.  Acostumbrémonos a  conversar con el texto, a formularle preguntas sobre los aspectos que más nos llamen la atención, mientras leemos.   Por ejemplo:

¿Hay alguna relación entre el título y el contenido del texto?
¿Hay algún vínculo entre la estructura externa de la obra y los temas?    
¿Por qué diseñó  el autor a los personajes de una manera  determinada?
¿Qué subraya el escritor a través de los recursos que aparecen?
¿Qué efecto produce el espacio en los personajes?
¿Qué busca el autor con el final que presenta?

Recordemos que la lectura crítica de  un texto literario no implica abandonarse exclusivamente a la subjetividad. El acto crítico no  es un listado de reacciones personales, que dicen más del lector que del texto que se lee.

La lectura crítica tampoco es reproducir el contenido de manera literal o  inventar algo nuevo, con palabras hermosas. Menos aún,   hacer  un listado  de conceptos sobre figuras literarias o un inventario de recursos que maneja el escritor.  Tampoco es colocar la biografía del  autor o  copiar un comentario de otro texto, adaptándolo al que analizamos e interpretamos.

Recordemos lo que dijimos al inicio:

Leer críticamente un texto no sólo es analizar los elementos constitutivos de un texto literario y de la relación que se establece entre las distintas partes, sino interpretar y descubrir los sentidos insinuados y ocultos del texto (aunque no de todos) con relación a los elementos revelados por el análisis.

 
 ¿CÓMO SE CONSTRUYE UN JUICIO CRÍTICO

Si analizamos a un personaje, ¿el siguiente enunciado encierra un juicio personal?:

 El protagonista pertenece a la clase social alta, del Ecuador del siglo XX

Aunque la aseveración es correcta,  el juicio personal no está explicado. Por tanto, no hay análisis. Cuando  se emite una opinión personal, no sólo  se tiene que enunciar la idea, sino se debe explicarla y fundamentarla, con ejemplos del texto. Por ejemplo, si analizamos a un personaje de un relato corto: 

El protagonista  pertenece a una clase social alta del Ecuador del siglo XX. Lo inferimos por el nivel de estudios que tiene (párrafo 2, líneas 14-16), por las obras de arte que cuelgan de las paredes del departamento (párrafo 5, líneas 3-10), por la marca del automóvil  que maneja (párrafo 1, línea 4), por los viajes que ha realizado alrededor del mundo (párrafo 7, líneas 5-8) y por las opiniones que tiene sobre la gente que no tiene dinero (párrafo 8, líneas 7-9).
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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
  • mailelmundodelareflexion@gmail.com
  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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