Fuente oral: Luis Ubidia
Recopilación: Dorys Rueda
Otavalo, 1985

 

Hace muchísimos años, vivía una mujer elegante y de aspecto atractivo, en una de las casas más bonitas de Otavalo, cerca de la Iglesia de San Luis.  Su simpatía, sin embargo, era solo un disfraz que ocultaba su verdadera personalidad: era una delincuente que robaba por placer y no por necesidad.

La gente estaba alarmada por los continuos atracos que se daban en el pueblo. Nadie se imaginaba que esa mujer, que todas las tardes caminaba tan graciosamente por las calles de la ciudad, era una malhechora. Menos aún, que la forajida escondía sus robos en una especie de subterráneo que tenía en su casa.

Un día, esa dama, como todas las tardes, salió de su casa a dar un paseo.  Al terminar su recorrido, se dirigió a la Iglesia de San Luis.  Entró, cuando daban las seis en punto de la tarde. En ese momento, el sacerdote no estaba, por lo que con facilidad tomó el cáliz y lo escondió bajo su capa negra. En el camino, se deshizo de las santas ostias.

El párroco, al darse cuenta del atraco, se puso inmediatamente a investigar y muy pronto dio con la culpable, quien se defendió en un principio, pero al final terminó por aceptar la culpa. Su arrepentimiento fue tardío, pues a los pocos días murió.

El velorio fue inusual, duró apenas unas cuantas horas y cuando los indígenas llevaban el ataúd al cementerio, algo inusitado ocurrió. Por muy rápido que caminaban, no terminaban de cruzar la calle Bolívar, rumbo al cementerio.  Cuando todos creían que ya se acercaban al camposanto, era todo lo contrario: se alejaban más y más.   Todos comentaban que el cuerpo de la mujer no estaba destinado a descansar en el cementerio de la localidad.

 

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INFORMANTE

Luis Ubidia

Otavalo: 1913-2000

Fue un prestigioso maestro que empezó su carrera docente en 1935, en San Pablo de Lago, en la escuela Cristóbal Colón. Después pasó a la escuela 10 de Agosto de la ciudad de Otavalo, plantel donde había estudiado su educación primaria.

En 1936, viajó a Quito para trabajar en la Anexa del Normal Juan Montalvo. En 1970, después de una ardua y fructífera labor como profesor, se acogió a la jubilación   y fue articulista en los medios escritos de la provincia de Imbabura, con un claro enfoque de justicia y rectitud, en los temas de la vida local del cantón Otavalo.

Escribió artículos de investigación científica y notas poéticas. Tiene 28 publicaciones.

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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